32

No hay pared por medio

Durante una ausencia prolongada, con el teléfono de único consuelo, ella le dice a Kurt que de mañana, al mirarse desnuda en el espejo del baño, se ha deseado para él. Kurt tarda en reaccionar. Luego la llama. Te has deseado para ti, le dice Kurt, te amas, pero no puedes hacerlo contigo, si pudieras lo harías; ¿has intentado besarte en el espejo?, ¿has probado a olerte?; yo soy sólo tu ayudante, un instrumento de tu egofilia. Ella queda en silencio, luego cuelga y al poco llama a Kurt. ¿Es imposible que comprendas el amor?; si quiero que me tengas, y formes parte de mí, es porque deseo no ser ya mía, le dice. Eres tú la que quieres ser yo para hacerte el amor, responde Kurt. Si pudieras desdoblarte, yo te sobraría. Esa pasión que sientes es la de conocerte desde fuera. Puro onanismo. A poco de colgar, desbordado por todas partes, Kurt se masturba, con dulzura desconocida, y siente que su mano es la de ella. Después mira al techo, y le gustaría que no existiera. Luego piensa que, en realidad, los dos hablan de lo mismo. La llama, para decírselo, pero su teléfono no contesta.