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Consejero sentimental

Kurt había conocido a aquella pareja en momentos difíciles, cansados de vivir juntos y con el amor agotado. Aunque detesta dar consejos, se vio obligado a hacerlo. Pensáis, les dijo, que ya lo sabéis todo el uno del otro, pero os queda mucho por descubrir. Tenéis un territorio acotado, que ya sabéis de memoria, pero hay mucho más fuera de él. Esa búsqueda en vuestras mismas fronteras puede ser una nueva ilusión común. Probad al menos. Pasa el tiempo, Kurt da por supuesto que ya no están juntos y un día los ve en la calle hablando, sonrientes y embelesados ante un tercero. Se trata de un flamante vehículo todo terreno, un cuatro por cuatro recién estrenado. No los interrumpe, pasa al lado disimuladamente, y otro día los ve juntos paseando en el nuevo ser que ha llegado a sus vidas, un punto de encuentro de sus anhelos y goces, el bello fetiche en el que depositar ambos su amor, que se funde ahora en un cuerpo metalizado, brillante, enérgico. Le saludan desde el vehículo, con una sonrisa en la que Kurt lee esto: ¡Qué razón tenías!