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No

Kurt le pregunta cuáles han sido sus fantasías sexuales en los últimos días. Ella rehúsa hablar del asunto. Pretexta que un sentimiento de pudor no se lo permite. Kurt le pide entonces, tras un breve forcejeo, que ella le diga qué es lo que desea que hagan, antes de hacerlo. Vuelve a mostrarse renuente, pero se acerca a Kurt, sin dejar de apoyar las nalgas en el sofá de enfrente, y luego se tumba hacia atrás. Al fin irrumpe en su boca una respuesta, acompañada de un mohín no demasiado artificial y los ojos muy abiertos: ¡Por el culo no!

Antes no se había hablado de ello. La conversación se reanuda ahí, y ella da razones convencionales para su negativa (estrechez, sequedad, agujero inmundo, etc.). Kurt le dice que al fin sabe lo que quiere, pero necesita vaselina. Ella protesta, pero trae un pequeño bote, sin estrenar, que desenvuelve de un paquetito con aspecto de recién comprado. Confiesa entonces que su fantasía es con dos hombres, uno por cada agujero. Kurt dice que nunca será lo mismo, pero hará lo que pueda. Ella protesta de nuevo, se resiste, grita, antes de que ocurra nada, y lo hace bien colocada boca abajo, sin que nadie la fuerce a ello, ni se lo haya pedido.