La esencia del recato
Hay un tipo de mujeres en las que los labios de la cara, al aproximarse a las comisuras, concluyen bruscamente. No es el caso de la boca redonda, sino de un proyecto frustrado de boca ancha o alargada. El ejemplo más notorio es el de la actriz Silvana Mangano, que hizo furor a fines de los años cincuenta. Kurt se pregunta, tras cruzarse en la calle con una joven que muestra esa característica, cuál es la razón de su atractivo. A Kurt ese rasgo le sugiere una precoz madurez, como de joven madre, y también una pasión intensa pero comedida, que a partir de cierto momento se hace secreta, se cierra sobre sí, y lo hace con buena geometría, sin brusquedad. Son mujeres de dos velocidades, y los que logran entrar en la segunda pueden verse atrapados en una ciénaga en la que luchan sin tregua el pudor y la lujuria, sin que, para felicidad del náufrago, venza jamás una de ellas. Son bocas casi siempre cerradas, y de ellas, cuando se entra, no hay forma de salir. Si se abren para besar, es que la pasión ha arrollado ya todas las defensas.