A mi querida amiga Carmen Calvo. Ella me embarcó en esta fascinante historia que tan bien conocía, primero como consejera de Cultura de la Junta de Andalucía y después como ministra de Cultura. Su tesón fue indispensable para plantear batalla judicial por lo que indudablemente era de ley: que el tesoro de la Mercedes regresara a España.
A Silvia Bastos, mi agente, que ha estado a mi lado en todo momento alentándome más allá de la literatura.
A Ana Liarás, mi editora, por haber creído en esta novela y mostrar una increíble paciencia ante los avatares personales que la han estado dificultando más tiempo del debido.
Al almirante Gonzalo Rodríguez González-Aller, exdirector del Museo Naval, por su generosidad conmigo y con la historia que quería escribir.
A M.ª Pilar del Campo Hernán, jefa del Archivo del Museo Naval, por su apasionamiento y diligencia a la hora de aportar documentos relacionados con el «caso Odyssey», que han sido fundamentales para la narración.
A Vicente del Campo Hernán, técnico superior destinado en el Archivo General de la Marina «Álvaro de Bazán».
A Almudena Fontanals Pérez de Villamil, archivera, historiadora y geógrafa.
A José M.ª Moncasi de Alvear, por su empeño en la recuperación de la memoria de su antepasado Diego de Alvear y Ponce de León. Una tarea a la que se han sumado y han compartido, a través de su trabajo, todas y cada una de las personas que aquí aparecen.