Entre amigos
(Un epílogo)

1

Hermoso es compartir el silencio,

más hermoso es compartir la risa—

sobre el musgo, a la sombra del haya tumbado,

bajo un cielo de seda

reír amenamente entre amigos

dejando ver los dientes blanquecinos.

Si lo hice bien, callemos,

si lo hice mal, riamos,

y hagámoslo siempre peor,

hagámoslo peor, y maliciosos riamos

hasta ascender a nuestra sepultura.

¡Amigos! ¡Sí! ¿Así ha de ocurrir?

Hasta la vista. ¡Amén!

2

¡Ni excusas, ni perdón!

¡Envidiad alegres, entrañablemente libres,

el tono, el corazón y la hospitalidad

de este libro tan insensato!

Creedme amigos, ¡no para ser blasfema

me fue dada mi imprudencia!

Lo que yo descubro, lo que yo busco,

¿estaba ya en algún libro?

¡Honrad en mí la secta de los locos!

¡Aprended de este libro enloquecido

cómo la razón — entra en razón!

Así amigos, ¿ha de suceder?

Hasta la vista. ¡Amén!