El solitario

Aborrezco tanto el seguir como el guiar.

¿Obedecer? ¡No! ¿Mandar? ¡Jamás!

Quien no es terrible para sí, no inspira terror a nadie,

y sólo quien causa terror puede dirigir a los demás.

¡Yo, hasta el dirigirme a mí mismo aborrezco!

Semejante a los animales del bosque y del mar, me agrada ensimismarme,

acurrucarme a soñar en encantadores desiertos,

recordarme a mí mismo lejano,

seducirme a mí mismo, hacia mí mismo caminar.