Sils María[5]

Aquí estuve sentado, esperando, esperando, —sin embargo… nada,

más allá del bien y del mal, gozando

a veces la claridad, a veces las sombras,

todo juego, todo mar, todo mediodía, todo tiempo sin meta.

¡Y de pronto, amiga! de uno se hizo dos—

—Y Zaratustra pasó a mi lado…