Allí quiero ir; aún confío
en mi aptitud y en mi comando.
El mar se extiende abierto; por el azul
navega plácida mi barca genovesa.
Todo resplandece nuevo y renovado,
el mediodía dormita en el espacio y en el tiempo.
Sólo tu ojo —exorbitante
me contempla ¡Eternidad!