1
¿Cuanto tiempo llevas descansando ya
sobre tu infortunio?
¡Atiéndeme! Tú incubarás para mí
un huevo,
un huevo de basilisco,
nacido de tu largo lamento.
¿A qué Zaratustra ese sigiloso andar por las montañas?
Desconfiado, herido, ensombrecido,
paciente aguardaste—,
pero de súbito, un rayo,
claro, terrorífico, un azote
contra el cielo desde el abismo:
—las montañas mismas se estremecen
en sus entrañas…
Donde odio y rayo
fueran uno: una maldición—,
sobre los montes sopla ahora Zaratustra su ira,
arrastrando nubes de borrasca en su camino.
¡Protéjase quien tenga un cobertor aún!
¡Al lecho, vosotros los débiles!
Ya se oyen truenos entre las nubes,
ya vibran vigas y muros,
ya cruzan el espacio rayos y sulfúricas verdades—
Zaratustra maldice…
2
Esta moneda, con la que
todo el mundo paga
—la gloria—
yo con guantes la toco,
con asco la pisoteo.
¿Quién quiere ser pagado?
¡El venal…
quien se vende, y extiende
sus gordas manos
hacia toda gloria universal de hojalata sonora!
—¡Quieres tú comprarlos?
Todos se dejan comprar.
Pero ¡oferta muy alto!
¡Haz resonar tu bolsa repleta
—de lo contrario se fortalecen,
fortaleces su virtud…
¡Son todos tan virtuosos!
gloria y virtud riman entre sí.
Mientras el mundo exista,
pagará la virtuosa verbosidad
con glorioso bullicio
—el mundo vive de este escándalo…
Ante todos los virtuosos
quiero yo ser culpado,
¡que se me impute la mayor culpa!
Ante todos los portavoces de la gloria
mi codicia se transforma en gusano.
Entre veleidades semejantes
mi ser es el más abyecto…
Esta moneda, con la que
todo el mundo paga,
—la gloria—
yo con guantes la toco,
con asco la pisoteo.
3
¡Silencio!
Ante grandes cosas —¡veo grandeza!
Debe uno callar
o hablar con grandeza.
¡Habla con grandeza, mi entusiasta sabiduría!
Miro hacia arriba—
allí giran océanos de luz:
¡Oh noche, oh sosiego, oh sonoro silencio mortal!…
Veo una señal—
Desde lejanas lejanías
cae lentamente hacia mí una brillante constelación.
4
¡Supremo astro del ser!
¡Eterno escenario de representaciones!
¿Llegas tú hacia mí?
Tu muda belleza
que nadie ha contemplado
¿no evade mi mirada?
¡Emblema de la necesidad!
¡Eterno escenario de representaciones!
—Tú bien sabes
lo que todos odian,
lo que solamente yo amo:
¡que tú eres eterna,
que eres necesaria!
Mi amor se enciende perpetuo
sólo ante la necesidad.
¡Emblema de la necesidad!
¡Supremo astro del ser!
—que ningún deseo alcanza,
—que ningún No mancilla,
eterno Sí del ser,
eternamente soy tu Sí:
¡porque te amo, oh eternidad!—