Hacia –1600 Creta alcanzó su máximo esplendor y su comercio se hallaba en plena expansión, con buenos mercados en Egipto y en los enclaves griegos. Hasta estaba estableciendo prósperas colonias en las costas de Asia Menor y Sicilia.
A las galeras cretenses les soplaba el viento de popa.
Todo iba a pedir de boca y de pronto, ¡zas!, la desgracia. A poco más de cien kilómetros de Creta había una pequeña isla volcánica, Thera (hoy Santorini), apenas una motita en el mapa del Egeo, unas cuantas casitas de pescadores y algunos campos de labor en las faldas del cráter dormido. Hacia –1470 el volcán estalló lanzando por los aires más de veintidós kilómetros cúbicos de rocas, que se dice pronto. ¡Dos tercios de la isla, 110 kilómetros cuadrados, desaparecieron! El estampido se percibió hasta en Escandinavia.
La explosión de Thera ocasionó un tsunami de unos cien metros de altura que arrasó las costas cretenses destruyendo las instalaciones portuarias, la flota y muchos pueblos.[95] Detrás de la ola gigante llegó una lluvia de cenizas volcánicas que malogró las cosechas y dejó impracticables por muchos años los campos de cultivo. Devastada y desprovista de su flota, Creta quedó indefensa y a merced de sus vecinos: los aqueos (griegos primitivos), que la invadieron y se apoderaron de ella.[96]
Hacia –1100 una nueva invasión griega, la de los dorios, terminó de arruinar Creta y la incorporó, ya definitivamente, al mundo griego.
Santorini, según Kurt Benesch.