CAPÍTULO 15

La ruina de Mesopotamia

Babilonios, asirios, hebreos, medos, persas… larga es la lista de los pueblos que, a lo largo de dos milenios, poblaron Mesopotamia y sus aledaños. Los arqueólogos han encontrado cientos de miles de tablillas de barro en los archivos de sus templos y palacios que nos permiten conocer muchos detalles de su vida. Aun así, es mucho más lo que nos queda por saber y lo que sabremos cuando puedan excavarse los cientos de ciudades que permanecen sepultadas bajo sedimentos fluviales y montañas de escombros.

Hoy sólo nos queda la arqueología, a través de la cual podemos evocar el brillante pasado de aquellas culturas. Las tierras fértiles no se apartan mucho de las riberas del Tigris y del Éufrates. Más allá de los ríos se extiende, como en Egipto, la tierra improductiva y desértica que antiguamente fue un vergel, campos de regadío surcados por canales se perdían en el horizonte. ¿Qué ha ocurrido?

Talaron los árboles para aprovechar la leña, lo que favoreció la erosión que colmató las huertas de barro. A eso se unió que los regadíos abusivos provocaron el ascenso de las sales del subsuelo, lo que empobreció la tierra. Los lagos de agua dulce se convirtieron en salinas. Los cultivos se abandonaron. Los canales mal mantenidos se cegaron. Los trigales desaparecieron. El desierto ocupó las llanuras que habían sido un vergel, el pastoreo de cabras y ovejas sustituyó a la labranza, los pequeños y miserables puebluchos a las laboriosas y prósperas ciudades, la miseria a la abundancia, los dioses generosos se sustituyeron por un Dios mezquino y exigente, las leyes y las instituciones cayeron en desuso y una población atrasada y analfabeta señoreó aquellas regiones que habían estado habitadas por pueblos cultos y hacendosos.

Las mujeres sumerias, babilonias y asirias gozaban de mayores libertades y derechos que las iraquíes que hoy habitan el viejo solar mesopotámico… Es lo que frecuentemente encontramos en la historia de la humanidad. No siempre se progresa. A veces damos dos pasos adelante y uno hacia atrás, e incluso un paso adelante y tres hacia atrás. Por eso encontramos pueblos prósperos a pesar de habitar tierras pobres y faltas de recursos (Suiza) que contrastan vivamente con pueblos paupérrimos aquejados de hambrunas que habitan tierras sobradas de recursos (por ejemplo, algunos «estados fallidos» de África). Y no siempre se debe culpar al blanco colonialista que los ha despojado y reducido a la miseria. No es criticar, es referir, que conste.

Ruinas del zigurat de Ur, recién desescombrado.