Un elemento determinante en el desarrollo de la humanidad ha sido el clima. La Tierra está sujeta a la alternancia de ciclos fríos (glaciaciones) de unos cien mil años de duración, intercalados con otros cálidos (interglaciaciones) de unos veinte mil años.[20] Ahora estamos en uno de los cálidos.
En los periodos glaciares, la Tierra se enfría hasta el punto de que los hielos polares cubren buena parte de Eurasia y América del Norte. Entonces, el nivel del mar desciende hasta doscientos metros y la fauna y la flora se adaptan a las rigurosas condiciones climáticas. Ése es el ambiente en el que hemos de imaginarnos a las comunidades de Atapuerca, las más antiguas de España, coexistiendo con bisontes, rinocerontes lanudos, mamuts, antílopes, osos, lobos…
Cuando pasó la glaciación y tornó el clima cálido, cambió el decorado: se derritieron los hielos y brotaron los bosques de hoja caduca y las praderas de gramíneas. La fauna fría se replegó hacia el norte y fue sustituida por la fauna cálida: los caballos y otros mamíferos menores.
Empieza la andadura de la humanidad en este paraíso, en este planeta azul que llamamos Tierra.
El avance de los hielos.