«Si empiezas a cuidar a un niño insoportable, puedes estar seguro de que su madre corre el riesgo de un suicidio por depresión. Verdaderamente un niño insoportable es, de manera crónica, el electrochoque de los pobres. Impide a lo largo de la jornada que su madre caiga en sus fantasmas depresivos y, al ser agresivo, le da ocasión, a su vez, de ser agresiva y le permite mantenerse en la superficie. (…) Sabemos que el lactante es el primer psicoterapeuta de la madre».

(FRANÇOISE DOLTO, Séminaire de psychanalyse d’enfants, Seuil, 1982).