Carta de Vlad Drácula, Bistritz, a E. Bathory, Viena:

15 de abril de 1893.

Querida prima:

Pareciera que han pasado siglos desde nuestra última correspondencia, y aún más tiempo desde que nos vimos cara a cara. Muchas cosas han ocurrido desde entonces. Me he topado con dificultades de grave naturaleza, tan graves, de hecho, qué no sé a quién más acudir en busca de ayuda excepto a ti, mi astuta y hábil prima.

¿Vendrás, Elisabeth? Desafortunadamente, me hallo demasiado en peligro como para viajar en estos momentos. De no ser así, habría ido a Viena para hacer mi petición en persona y ahorrarte de este modo el viaje hasta aquí. Te prometo una dulce recompensa, y la delicia de conocer a mi encantadora sobrina Zsuzsanna y su sirvienta Dunya, que se han convertido en mis eternas compañeras. También prometo ser tan atento contigo como lo fui con tu ancestro, Stefan de Bathory, que hace mucho tiempo luchó al lado de un tal príncipe Vlad Drácula para ayudarle a reclamar su trono. De nuevo, confío en la lealtad y bondad de tu familia. Ven pronto, pues el tiempo es oro. Será bienvenido cualquier invitado que quieras traer.

TU AGRADECIDO SIERVO
V.