De creer a Wittgenstein, él es el último filósofo. Según él, la filosofía en el sentido tradicional —tal como había sido conocida en los veinticinco siglos transcurridos desde que comenzó entre los antiguos griegos— había concluido. Después de lo que él había hecho a la filosofía, ya no era posible continuar.
Resulta apropiado que la filosofía debiera finalizar por obra de su practicante más restringido. Ludwig Wittgenstein fue un lógico excepcional y su solución a los problemas de la filosofía consistió en reducirlos a la lógica. Todo lo demás quedaba excluido: metafísica, estética, ética y hasta la filosofía misma. Wittgenstein buscó la «solución final» a la filosofía, con el propósito de terminar con ella de una vez por todas. Lo intentó una vez, pero no resultó; así que lo intentó por segunda vez, ahora sí con éxito.