NOTA DE LOS AUTORES

Celda número 8 es una novela.

Por lo tanto, los personajes que aparecen en ella son ficticios.

Ni siquiera Ewert Grens, al que tenemos tanto cariño, es una persona real, no es ninguno de nosotros dos. Así que, con mayor razón, ¿cómo iban a serlo cualquiera de los demás?

Marcusville, por supuesto, tampoco existe.

Además, nos hemos tomado conscientemente algunas libertades en cuanto al curso histórico de los acontecimientos y a otros aspectos, siempre al servicio de la historia. Así, por ejemplo, el estado de Ohio no ha llevado a cabo ninguna de las dos ejecuciones descritas en la historia, ya que ni John Meyer Frey ni su vecino de celda, Marv Williams, han estado jamás en la cárcel. De hecho, la última ejecución en la silla eléctrica en dicho estado se realizó en 1963, décadas antes del ajusticiamiento ficticio de Marv[10].

Asimismo, todo ese asunto del desagravio, todo eso de que tanto los políticos suecos como los internacionales se limiten, a la hora de buscar una solución a la creciente comisión de delitos de sangre, a esgrimir la retórica del derecho de las víctimas al desagravio es con toda probabilidad pura y simplemente fruto de la imaginación de los autores.

Nuestro más sincero agradecimiento a:

Johnnie, Tim, Cynth, Andy y Ron, por vuestra inestimable ayuda.

Black Bob, porque los engañaste a todos.

Lasse Lagergren, por proporcionarnos tus conocimientos médicos; Jan Stålhamre, por tus conocimientos del trabajo policial; y Lars-Åke Pettersson, por tus conocimientos acerca de la prisión provisional de Kronoberg.

Fia Svensson, por los cientos de horas dedicadas a la revisión del primer borrador, a la revisión de las pruebas y a todos los otros tipos de revisiones que ni nos imaginábamos que existían.

Nielas Breimar, Ewa Eiman, Mikael Nyman y Vanja Svensson, por vuestras sabias observaciones.

Nuestro agente Nielas Salomonsson y Emma Tibblin, por seguir dándonos ánimos.

Nuestra traductora al español, Elda García-Posada, por un trabajo minucioso y concienzudo, dada su preocupación por el respeto al original y la calidad del resultado.

ANDERS ROSLUND Y BÖRGE HELLSTRÖM

Estocolmo, 2011