5. EL SANTO GRIAL

La búsqueda del Santo Grial ha sido una empresa acometida por autores y aventureros desde que se originaron las primeras historias en torno al siglo XII. La creencia más popular es que se trata de la copa que utilizó Cristo en la Última Cena para simbolizar su sangre, la misma copa que empleó José de Arimatea para recoger su sangre durante la crucifixión. Debido a su origen, la leyenda sugiere que le concede poderes místicos a la persona que lo posee. Así, se dice que el rey Arturo lo tuvo durante un tiempo; que el Tercer Reich, impulsado por Hitler, lo buscó durante la Segunda Guerra Mundial, y que las expediciones enviadas a buscarlo al Templo de Jerusalén se encontraron con falsos muros, gases tóxicos y cuevas difíciles de alcanzar. El rompecabezas de hipótesis y teorías, los misteriosos personajes empeñados en la búsqueda son tan escandalosos e intrigantes que han cuestionado toda la doctrina cristiana. ¿Demostraría el Santo Grial que Jesús llevó una vida distinta de la que la Historia nos ha hecho creer?

Rennes-le-Château es un pequeño pueblo situado en la cima de una colina de los Pirineos, al sur de Francia. Es un lugar tranquilo, rodeado de viñedos y castillos medievales… El misterio ha permanecido sobre estas montañas como una nube desde hace ochocientos años. Se dice que el Santo Grial (término que procede de Cataluña y el sur de Francia, donde designaba un recipiente de uso doméstico; la primera documentación es una escritura urgelense de 1010, escrita en latín medieval, donde se cita en plural, «gradales»; de ahí derivarían la forma francesa graal, la inglesa grail y la castellana «grial») una de las reliquias más sagradas y veneradas por los cristianos, está enterrada allí. Antaño protegida por un grupo de caballeros templarios que escalaron estas montañas para vigilarlo, jamás lo ha encontrado nadie, ni siquiera hay una prueba fehaciente de que se halla allí, pero existe una teoría y pistas suficientes para hacer que tanto cazadores de tesoros como cristianos y turistas vuelvan repetidamente.

La historia más extendida dice que el Santo Grial es el cáliz que Jesucristo utilizó en la Última Cena para beber el vino que simbolizaba su sangre; de ahí que se creyera que guardaba la verdadera sangre de Cristo. Además, quienes creían que Jesús y María Magdalena tuvieron descendencia pensaban, como narra El código Da Vinci, que el Grial incluso podría tratarse del mismo útero de la Magdalena, ya que se habla de que tuvo una hija con Jesús. También se cree que puede tratarse de la caldera de la abundancia, una antigua leyenda celta cristianizada, o bien de otro objeto como puede ser una bandeja de plata, una espada o el evangelio de san Juan.

Mito o realidad, la búsqueda continúa.

EL PÁRROCO MILLONARIO DE RENNES-LE-CHÂTEAU

Todo empezó en el siglo XIX, cuando el sacerdote del pueblo, François Bérenger Saunière, se convirtió en un hombre rico. Antaño era un pobre cura párroco y, de repente, comenzó a recibir en su casa a invitados de la alta sociedad y a realizar costosos viajes a París. La historia que ha ido pasando de generación en generación cuenta que Saunière encontró unos tubos de madera escondidos en un pilar, que antes habían estado a un lado del altar de su iglesia, construida sobre cimientos visigóticos del siglo VI. Enrollados en su interior había cuatro manuscritos con mensajes escritos con una caligrafía antigua. Dos documentos parecían pasajes de la Biblia pero con letras añadidas a las palabras, como si estuvieran cifradas, posiblemente redactados por el abad Bigou, un siglo antes del descubrimiento. Según parece, los otros dos documentos databan de 1244 y 1644 y podrían ser genealogías sobre la descendencia desconocida del rey merovingio Dagoberto II. ¿Logró Saunière descifrar el antiguo código? Cien años después, y tras pasar por las manos de muchos expertos, su significado sigue siendo un misterio. Algunos creen que podría tratarse del mapa de un tesoro escondido. Pero eso no es lo que opinan los miles de turistas que cada año acuden en peregrinación a este pequeño pueblo. Creen que Saunière encontró algo que utilizó para chantajear a la Iglesia católica, un secreto tan demoledor que hizo que se cuestionase toda la doctrina cristiana. Están convencidos de que encontró el verdadero Santo Grial, y no era el cáliz que Jesús pasó a sus discípulos en la Última Cena, ni la copa que recogió su sangre cuando fue crucificado, sino algo completamente diferente. Aseguran que Jesús se casó con María Magdalena y que el Santo Grial era la hija que tuvieron juntos, el principio de su línea de sangre o linaje.

Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln propusieron esta teoría en su libro El enigma sagrado, publicado en 1982. En su opinión, la copa es un símbolo de un recipiente del más santo linaje, de la sangre más santa y, de hecho, «el recipiente más evidente de la santa sangre fue María Magdalena al dar a luz a un niño de la dinastía. Nuestro razonamiento es que el símbolo del cáliz es simplemente un modo de disfrazar esta línea de descendencia de David», afirma Baigent. Este experto no pone en duda que Jesús se casó con María Magdalena porque en el antiguo judaísmo era la costumbre. Lo excepcional hubiera sido precisamente que se quedara soltero. Así, en el libro interpreta el Santo Grial como el linaje de David y, además, añade la hipótesis de que los templarios se formaron como el lado defensivo de un grupo que deseaba mantener la integridad y la importancia de ese linaje, que continuó después de Jesucristo. Es decir, en el libro afirman que los caballeros templarios figuraron entre los más importantes depositarios del secreto.

Pero no fueron los precursores de esta teoría: Wolfram von Eschenbach, poeta alemán del siglo XIII, fue el primero en afirmar que los templarios custodiaban este objeto sagrado. Otro escritor medieval, Chrétien de Troyes, que residió en Troyes, en cuyo concilio recibió la Orden su acta de nacimiento oficial, fue el primero en hablar de esta pieza hacia 1187, fecha en la que los templarios abandonaron Jerusalén, y en comenzar una larga tradición de leyendas y escritos relacionados con el rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda.

Baigent y el resto de los coautores de El enigma sagrado pasaron seis años investigando para escribir su libro volcándose en la Biblia y en los escritos de los primeros Padres de la Iglesia, acudiendo a documentos de colecciones privadas y a diferentes bibliotecas de Inglaterra y Francia. Durante su búsqueda, encontraron documentos secretos en la Biblioteca Nacional de Francia que hablaban de una conspiración histórica de la Iglesia y de los descendientes de Jesús como primeros reyes de Francia. Los historiadores académicos han puesto en duda su teoría alegando que sus pruebas son insustanciales y absurdas.

Las pistas que llevaron a Michael Baigent, junto a Richard Leigh y Henry Lincoln, a formular sus asombrosas conclusiones en su libro produjeron reacciones tanto de entusiasmo como de rechazo entre los lectores. Cuando se publicó, la obra se ganó titulares en periódicos y muchas críticas de historiadores y de la Iglesia católica. En 2003, cuando fue publicada la novela de Dan Brown, El código Da Vinci, la teoría de Baigent se hizo enormemente popular. El best seller se adentraba en una búsqueda del Santo Grial a través de María Magdalena, de Jesús y de la teoría del matrimonio. Y la bibliografía no deja de aumentar; entre la historia y el ocultismo, el Grial suscita hoy un vivo interés. Aparecieron dos líneas de aproximación al tema: por un lado, la investigación histórica; por el otro, la lectura ocultista de los «iniciados» y charlatanes.

En el libro de Baigent, Leigh y Lincoln también se habla del sacerdote del pueblo enriquecido con los manuscritos cifrados que halló escondidos en un pilar de su iglesia. «Lo que argumentamos en nuestro libro, y creo que es lo que más se aproxima a la verdad, es que le pagaron por buscar unos documentos genealógicos de gran importancia, que los encontró, y que recibió mucho dinero. Hay muchas pruebas que respaldan esta hipótesis». Según parece, dos de los cuatro documentos descubiertos se perdieron en un incendio, y los otros dos han vuelto a desaparecer. ¿Qué había en esos documentos? ¿Pruebas de que Jesús y María Magdalena estaban casados y tuvieron hijos? ¿Un certificado de matrimonio? ¿Una partida de nacimiento? ¿Y cómo llegaron al sur de Francia? Saunière falleció en 1917 dejando su secreto escondido en la historia. Pero antes de morir, algunos aseguran que dejó sus propios mensajes cifrados para futuras generaciones. Restauró su iglesia, consagrada a Santa María Magdalena, con algunos nuevos y extraños añadidos, como decorarla con varias imágenes de demonios; e hizo construir una torre al lado de la iglesia a la que llamó Torre Magdala, la población palestina de donde derivaba el nombre de María Magdalena.

Los habitantes del pueblo dicen que antes de morir, Saunière enterró algo debajo de uno o de ambos edificios. Hasta ahora, y desde hace casi cien años, la corporación municipal de Rennes-le-Château se negó a conceder permisos para excavar en los edificios de Saunière. Recientemente, el actual alcalde acordó permitir acceso a ellos para estudiarlos a un equipo internacional de investigadores dirigido por Robert Eisenman, profesor de Religiones del Oriente Medio de la Universidad Estatal de Long Beach (EE. UU.). Pero Robert Eisenman buscaba algo totalmente distinto del Santo Grial: una relación con los manuscritos del mar Muerto. «En algún momento de las Cruzadas, después de veinte o veinticinco años, parece que surgió una nueva actividad de los cruzados y lo hizo repentinamente. En mi opinión, tiene un tremendo parecido con la ideología de la comunidad de Qumrán, donde se encontraron los manuscritos del mar Muerto. Entre estos documentos, está el Rollo de la Guerra, uno de los más famosos. Se habla de “la guerra de los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas”. Una ideología de ese tipo está muy relacionada con algunas de las cosas que sabemos sobre la orden templaria. Creo que algunas de las ideas que pudieron surgir en la Edad Media tienen origen en estas ideas de los manuscritos del mar Muerto. Y la clave podría estar enterrada en Rennes-le-Château».

Aquellos que creen que Saunière enterró documentos relacionados con el Santo Grial tienen una prueba más que respalda su teoría: el interés de los caballeros templarios por la zona. Los legendarios caballeros que se convirtieron en heroicos monjes guerreros para luchar en el nombre de Dios en las Cruzadas, construyeron tres sedes pocos kilómetros alrededor de Rennes-le-Château, formando una especie de red de apoyo entre los emplazamientos de Champagne-sur-Aude; el castillo de Blanchefort, donde nació uno de los más influyentes maestres del Temple; y, más al sur, el castillo de Saint-Just-et-le-Bézu, una de las mayores fortificaciones templarias. Los tres unidos establecen lo que parece un perímetro estratégico alrededor de Rennes. Nadie ha podido explicar por qué exactamente eligieron estos emplazamientos, pero se especula con que tenía relación con su labor de guardianes del Santo Grial.

Numerosos historiadores defienden la teoría de que la tradición del Grial nace en el contexto de la literatura sobre el rey Arturo, como el objeto divino hacia cuya búsqueda deben encaminar sus pasos los caballeros de la Tabla Redonda, tal como relatan el poema de Robert de Borron, compuesto hacia 1180, o el Conte du Graal de Chrétien de Troyes, de la misma época.

Durante la Edad Media fueron muy populares otras historias de este tipo, tales como Grand St. Graal, Queste del St. Graal o Perlesvaus, todas ellas de la primera mitad del siglo XIII.

Una de las más notables composiciones épicas sobre el Grial, por haber inspirado posteriormente la ópera de Wagner, es Parzival, escrita por el alemán Wolfram von Eschenbach en el siglo XII. Según parece, Von Eschenbach visitó Jerusalén, y cuando regresó, sin dar explicación alguna, dijo que los verdaderos guardianes del Grial eran los templarios. Desde entonces se continúa especulando con la posibilidad de que se les concediera a aquellos religiosos militares la tarea de proteger el más sagrado de todos los símbolos cristianos. Si fue así, ¿por qué fueron elegidos? La iglesia del Temple, en Londres, construida por los caballeros templarios en 1185, puede aportar algunas pistas. Allí los templarios construyeron un templo redondo que les recordara al Santo Sepulcro, el lugar más sagrado de Jerusalén, donde lucharon en las Cruzadas en nombre de la cristiandad. En la plaza del exterior de la iglesia hay una estatua moderna de dos caballeros montando el mismo caballo, que simboliza la vida de pobreza y hermandad que voluntariamente llevaron. En el suelo de la parte primitiva de la iglesia, la rotonda, rodeadas de vidrieras de colores y protegidas por gárgolas, se encuentran los monumentos funerarios de diez caballeros, en la forma de estatuas yacentes, como las que se ven sobre tantas tumbas en las iglesias europeas, aunque en este caso no tienen ningún enterramiento debajo.

EXCAVACIONES BAJO LA TORRE MAGDALA

¿Y qué fue del Santo Grial? Si los caballeros templarios realmente lo encontraron, ¿qué fue de él tras su desaparición? ¿Lo encontró el pobre sacerdote de un pueblo del sur de Francia que chantajeó a la Iglesia para guardar el secreto, o es la leyenda de Rennes-le-Château una fantasía al igual que tantas otras historias sobre el Santo Grial? En la actualidad, no pocos enclaves se disputan el honor de custodiar o esconder el auténtico Grial utilizado por Jesucristo en la Última Cena. En el Museo Catedralicio Diocesano de Valencia se conserva un vaso de piedra que ha sido identificado como un posible Grial, aunque la Iglesia católica nunca se ha pronunciado al respecto. Además, está el Cáliz de Antioquía en the Cloisters (los Claustros) del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, o la Sacra Catina de Génova.

Destacando entre todos los lugares relacionados con el Santo Grial, la historia, envuelta en la leyenda, de Rennes-le-Château es muy intrigante. En ella se mezcla un sacerdote que encontró algo escondido en un pilar de su iglesia que lo hizo rico, con el hecho de que los guardianes del Grial, los caballeros templarios, tuvieran fuertes vínculos con esta zona del sur de Francia, y la controvertida teoría de Baigent presentada en su libro Santa Sangre, Santo Grial, sobre que María Magdalena y Jesús estaban casados, y que el Santo Grial es el linaje que ellos produjeron; según algunos, la prueba podría estar en esta localidad. Para obtener una respuesta a uno de los grandes misterios de todos los tiempos, recientemente, el alcalde de Rennes-le-Château permitió realizar una excavación bajo la Torre Magdala. En 1964, los cimientos de las casas del lugar eran tan inestables debido a las excavaciones, que el alcalde de entonces las prohibió por completo. El alcalde actual decidió que era hora de ver si había algo de verdad en la historia.

En su primera visita a Rennes, los científicos procedentes de California, Michigan y Roma realizaron estudios por medio de un radar de penetración del suelo, o GPR, tanto en la torre como en la iglesia. Empleando pulsaciones, alta frecuencia y energía electromagnética, el GPR puede localizar objetos enterrados sin excavar. Si no hay nada bajo la tierra, la superficie que aparece en el radar es plana, pero cuando hay algo, la imagen muestra un pico. Debajo de la torre, el análisis del suelo reveló la presencia de un objeto. No se sabía qué clase de objeto; podría ser un cofre o ser un fregadero viejo simplemente o una piedra grande. También se detectaron dos objetos bajo el suelo de la iglesia. Había varias posibilidades sobre lo que podía ser. Dos de los cuatro documentos que el sacerdote Saunière encontró en el pilar de su iglesia aún no han aparecido. Podrían ser el mapa de un tesoro o una explicación sobre lo que es el Santo Grial. Para saber de qué se trataba era imprescindible excavar debajo. La iglesia es un monumento francés y el permiso para la investigación tenía que ser dado por las autoridades gubernamentales. Sin embargo, la Torre Magdala es propiedad privada y era más fácil comenzar por aquí.

Junto al profesor Robert Eisenman estuvieron presentes en la excavación el científico Ron Dubai y el arqueólogo romano Andreas Buratalow. Muchos otros científicos fueron reacios a acudir por lo que se ha convertido Rennes. Desde que Saunière falleció en 1917, el misterio de Rennes se ha exagerado de tal modo que ahora se dice que hay pistas en todo, incluyendo un lugar de geometría sagrada, un camino hacia el mundo espiritual, incluso una zona de aterrizaje para extraterrestres. La gente habla de una sensación mágica, de una fuerza especial… Todo ello contribuye a aumentar el número de turistas, pero también hace que una investigación seria sea más difícil.

Después de tan sólo veinte minutos de iniciar las obras, los excavadores anunciaron que habían tropezado con algo. Le mostraron al alcalde lo que habían encontrado: astillas de madera. Y continuaron con las obras. Sin embargo, cinco minutos después, el alcalde examinó las imágenes del GPR y solicitó una medición. Y entonces, de improviso, ordenó a los excavadores que parasen. El alcalde alegó que habían alcanzado la marca de las imágenes del GPR. El hallazgo fue decepcionante: nada más que una roca grande. Lo asombroso fue que, inexplicablemente, el alcalde anunció que la excavación había terminado. Un siglo de especulación sobre la relación de este pueblo con el Santo Grial había llegado a su final sin explicación alguna para las astillas de madera. El alcalde decidió no seguir. Y surgen algunas preguntas apremiantes sobre la excavación. ¿Por qué se detuvo cuando encontraron unas astillas de madera? ¿Podría haber un cofre enterrado a un lado del agujero? Tal vez, es eso simplemente lo que queremos pensar. Los misterios sobre el Grial no se resuelven fácilmente, y a éste, al de Rennes-le-Château, aún le falta mucho para su esclarecimiento. Dos sepulcros escondidos bajo el suelo de una iglesia esperan dar una respuesta. Mientras, el misterio que tanto fascinó y desarrolló la imaginación de los cruzados, para muchos expertos ante todo es un símbolo de una idea de misericordia y clemencia, y el Grial cristiano, receptáculo de la «sangre» de Cristo es un símbolo arquetípico universal que se repite por doquier a lo largo del planeta, en diferentes culturas, con diferentes nombres y en todas las épocas conocidas.