Debería empezar dando las gracias a Forry Ackerman, cuya revista Famous Monsters me familiarizó con Karloff y Lugosi antes de ver ninguna de sus películas. Décadas después, Dennis Etchinson me ayudó a ampliar mis conocimientos sobre ellos. Durante la redacción del libro mi esposa, Jenny, fue más importante que nunca; Edward A. Novak III, Susanne Kirk, Harriet McDougal, Ann Suster y Tom Doherty también me hicieron sugerencias de gran utilidad.