Comencé a escribir esta novela hace cuatro años y medio, y en todo este tiempo, de una manera directa o indirecta, han colaborado muchas personas.
Quiero agradecer en primer lugar el asesoramiento que he tenido de Joel Colomer y Jordi Sagrera, dos autoridades en la Besalú medieval, por sus sabias y apasionadas lecciones sobre una época —la del condado de Besalú desde finales del siglo X hasta finales del siglo XII— que sólo ellos conocen tan bien. Gracias por haberme dejado compartir una parte de vuestro conocimiento en esta materia.
También quiero dar las gracias a Juan Albert Adell y Miquel Orellana por sus indicaciones arquitectónicas, al Ajuntament y a la Oficina Municipal de Turisme de Besalú por las facilidades a la hora de hacerles consultas y de proporcionarme toda la información que he precisado en relación con la comunidad judía y con el periodo condal, y al Col·legi d’Arquitectes de Catalunya, demarcación de Girona. Igualmente quiero expresar mi agradecimiento a Carles Redón y Canal Gràfic por ayudarme a trasladar al papel el recorrido de los protagonistas de esta historia y hacer que el mapa (de las guardas) fuese más vivo y comprensible.
Gracias a todos los que han creído que valía la pena publicar esta historia, y sobre todo a ti, por leerla.