La leyenda del verdugo

10. La forja de un rey

Una noche de luna nueva, muchos años y reyes después del primer Verdugo, el rey Sanguinario y el capitán de la guardia, aquel al que llamaban el Temerario, regresaron a Sacrificio del Verdugo acompañados de un niño de ojos y cabellos negros, idéntico al rey y al que este presentó como su hijo.

Nadie supo jamás quién fue su madre o dónde había permanecido oculto durante los años de su primera infancia.

Los rumores volaron de boca a oreja por todas las aldeas del reino: el niño era hijo de una hermosa mujer que habitaba en el bosque prohibido. No, era hijo de una dríade salvaje que había hechizado al rey y a su fiel capitán. No, era fruto de la unión prohibida del rey y la Dama del Bosque…

El niño se convirtió en hombre bajo la atenta mirada de su padre y del capitán.

Aprendió a cabalgar tan veloz como el viento y a empuñar la espada con tanta pericia que, según se rumoreaba, podía desnudar a una mujer rasgando sus vestidos con esta, sin tocarle la piel.

Muchos años después, una noche sin luna, el príncipe acompañó al rey y al capitán al bosque del Verdugo. A la mañana siguiente regresó a la ciudad, solo, convertido en el nuevo rey Verdugo.

Hay quien piensa que dio muerte a su padre y a su fiel compañero para hacerse con el reino. Otros aseveran que rey y capitán, ya ancianos, solo tenían un deseo, pasar sus últimos días en el bosque prohibido, junto a aquella que amaban, y que el joven príncipe los acompañó para cerciorarse de que sus deseos se cumplían. Incluso hay quienes se atreven a asegurar que ambos hombres, rey y capitán, duermen su sueño eterno abrazados por las raíces de un roble en un claro mágico en el centro del bosque.

Morag Dair (An finscéal)