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El acceso a Malhado era difícil. Orlewen contaba con la ventaja del terreno y se movía entre las comunidades del valle, tratando de no quedarse en un lugar fijo durante mucho tiempo. A veces vivía en cavernas en montañas remotas y se desplazaba por pasos estrechos entre los desfiladeros. Hubo enfrentamientos, insurgentes y shanz muertos, chitas destrozados, drons perdidos, un par de heliaviones derribados. Al final las fuerzas enviadas por SaintRei debían retirarse impotentes de la búsqueda.

SaintRei instaló puestos de avanzada en Malhado. El objetivo era no dejar en paz a Orlewen. Que no pudiera planear sus ataques con calma y supiera que un paso en falso bastaba para que lo atraparan. Los puestos salpicaban el valle. Los shanz maldecían el calor sofocante, el terreno empinado, el eco que devolvía el fengli y los confundía. Acostumbrados a estar en constante contacto con el Instructor, se ahogaban ante la falta de comunicaciones. Para colmo, vivían aterrorizados por las leyendas de Malacosa. Algunos creían que estaban hollando tierra sagrada. Otros se convertían secretamente a la religión de Xlött y pedían disculpas por lo que hacían. Cualquier hecho inexplicado se atribuía a Malacosa. Si se perdía un uniforme, se lo había llevado Malacosa. Si no se encontraba una caja de municiones, seguro Malacosa la haría detonar en el puesto apenas llegara la noche.

Hubo episodios saicos de derrumbe mental, suicidios, casos de shanz confiables que decían haber visto a Malacosa. En dos ocasiones los shanz vieron a una figura inmensa aparecer entre los árboles, pulverizar a un shan con un abrazo y desaparecer tan rápidamente como había venido. SaintRei concluyó que los shanz estaban sugestionados por el valle y los reasignó a otros lugares de Iris. Los expertos testificaron que en Malhado abundaban plantas alucinógenas, los vapores que despedían tan intensos que no se necesitaba prepararlas para sentir sus efectos. Suficiente respirar cerca de ellas. Uno de esos expertos argumentó que esa teoría podía expandirse a todo Iris. Para la gran mayoría, vivir allí era estar bajo la influencia de una sustancia lisérgica todo el tiempo. Xlött-Malacosa-Jerere y demás seres sobrenaturales eran alucinaciones consensuales de Iris.

Nadie pudo explicar qué había ocasionado la muerte de esos shanz pulverizados en Malhado. Era evidente que sus cadáveres no habían sido destrozados por bombas ni tampoco por un sueño o pesadilla de las plantas.