Santoral agreste

¿QUIÉN rompió las doradas vidrieras

del crepúsculo? ¡Oh cielo descubierto,

de montes, mares, vientos, parameras

y un santoral de par en par abierto!

Tres arcángeles van por las praderas

con la Virgen marina al blanco puerto

del pescado; ayunando, entre las fieras,

se disecan los Padres del desierto.

El Santo Labrador peina la tierra;

Santa Cecilia pulsa los pinares,

y el perro de San Roque, por el río,

corre tras la paloma de la sierra,

para glorificarla en los altares,

bajo la luz de este soneto mío.