Soy un luchador que anda,
habla y piensa luchando,
pero trato de no parecerlo.
MARVELOUS MARVIN HAGLER,
campeón mundial de pesos medios
A semejanza del bailarín, un boxeador «es» su cuerpo, y está totalmente identificado con él. Y el cuerpo está identificado con un peso determinado:
PESO PESADO: sin límite de peso
PESO MEDIO FUERTE: hasta 89 kilos
PESO SEMIPESADO: hasta 81 kilos
PESO MEDIO: hasta 75 kilos
PESO SUPERWELTER: hasta 71 kilos
PESO WELTER: hasta 67 kilos
PESO SUPERLIGERO: hasta 63,5 kilos
PESO LIGERO: hasta 60 kilos
PESO SUPERPLUMA: hasta 58 kilos
PESO PLUMA: hasta 57 kilos
PESO PLUMA JUVENIL: hasta 55 kilos
PESO GALLO: hasta 54 kilos
PESO MOSCA: hasta 51 kilos
Aunque la vieja perogrullada según la cual «un hombre bueno y grande siempre derrotará a un hombre bueno y pequeño» ha quedado desmentida muchísimas veces (la ocasión más reciente fue protagonizada por Michael Spinks con su victoria sobre Larry Holmes), suele suceder que un boxeador invita al desastre cuando pelea fuera de su categoría de peso: puede «subir», pero es muy probable que no pueda «llevar consigo su pegada». Si bien en una época las distinciones entre pesos eran considerablemente burdas (estableciendo un paralelismo con las injusticias de la vida: las disparidades de la mayoría de los combates fuera del cuadrilátero), los promotores del boxeo y las comisiones han creado una jerarquía de pesos verdaderamente bizantina a fin de reglamentar las peleas actuales. En teoría, estas divisiones tan finamente calibradas fueron creadas para evitar las disparidades; en la práctica, tienen el feliz efecto de crear muchos más «campeones» y muchos más intentos lucrativos de alcanzar los «títulos». Efectivamente, el ambicioso boxeador de nuestros tiempos espera no sólo ser un campeón sino también un gran campeón: un inmortal; puede aspirar a múltiples títulos, como Sugar Ray Robinson (campeón mundial welter y pesos medios que intentó, sin éxito, arrebatarle el título de peso semipesado a Joey Maxim), Sugar Ray Leonard (campeón mundial welter y super-welter), Roberto Duran (campeón mundial de pesos ligero, welter y superwelter que intentó, sin éxito, subir a peso medio), Alexis Argüello (campeón mundial de pesos pluma, superpluma y ligero que aspiró al título de pesos superligeros antes de su reciente retiro).
Para hacer su peso, el boxeador puede recurrir al ayuno o a vigorosos ejercicios en fecha tan próxima al combate que se arriesga a graves trastornos, como en el caso, muy reciente, del campeón WBA de peso gallo, Richie Sandoval, que perdió cuatro kilos y medio en poco tiempo y, durante su combate con Gaby Cañizales, en marzo de 1986, casi pierde la vida en consecuencia. Cuando Michael Spinks marcó un hito en la historia del boxeo en septiembre de 1985, al convertirse en el primer peso semipesado que ganara el título de los pesos pesados, la prensa prestó tanta y tan emocionada atención al cuerpo de Spinks como a su forma de boxear. Spinks había realizado lo que constituyó un tour de force del físico; con la ayuda de su entrenador y dietista había creado para sí un verdadero cuerpo de peso pesado: noventa y un kilos de puro músculo. Que su adversario, Larry Holmes, le llevara en peso una ventaja de nueve kilos y pico tuvo poca importancia, pues Spinks no sólo había ganado peso: se había convertido, además, en un «nuevo» cuerpo. Y conservó ese cuerpo nuevo y notable para la defensa de su título contra Holmes, combate que también ganó. En boxeo el fanatismo no puede ir más lejos.