En la guerra, un marine espacial no tiene igual. Es el arquetipo del guerrero, un espécimen de inmensa fuerza y de intrépido valor. El marine espacial no siente dolor como otros hombres, no experimenta el miedo. Los domina a ambos. Pero tal incorruptibilidad debe ser perfeccionada y reenfocarse antes de cada campaña. Es aquí, en la meditación de la batalla, donde se prepara, y es aquí donde encuentra el espíritu guerrero que alberga en su interior.

En el aislamiento hallamos nuestra verdadera fuerza. A través del sacrificio y la mayor de las resistencias nos volvemos incorruptibles. Éste es el credo del Culto a Prometeo; éstos son nuestros principios; éstas son nuestras leyes. Nacemos del fuego de la batalla, hermanos. Nos formamos sobre el yunque de la guerra.

Atribuido a Tu’Shan,

Señor del Capítulo de los Salamandras