Epílogo

Gengis Kan nació hacia 1162 y murió en agosto de 1227; el lugar de su tumba sigue siendo un misterio. Los mongoles no arrasaron ni Tangutia ni China. Ye-Liu les impuso la promesa que le hiciera Temujín de respetar la vida de los inocentes y salvó a millones de personas de una muerte cierta. En 1229, en un kuriltai presidido por Chagatai y celebrado a orillas del Kerulén, en un día en el que los planetas Júpiter y Venus presentaban una posición favorable, Ogodei fue proclamado segundo gran kan.

Ye-Liu T’chu Ts’ai continuó como canciller del Imperio mongol, regularizó el sistema fiscal y consiguió que, a través de los impuestos, enormes cantidades de oro, plata, seda y cereales fluyeran hacia la Corte de Karakorum. Organizó el Imperio, racionalizó su administración, fundó escuelas en las ciudades más importantes, creó una oficina de traductores para verter al mongol los clásicos chinos y fundó en Pekín la Sociedad Histórica y la Biblioteca Imperial.

Ogodei continuó la política de expansión militar de su padre, recuperó las tierras conquistadas en Persia, Afganistán y el Cáucaso, acabó con los últimos reductos del Imperio kin, conquistó toda Corea y penetró en el Imperio song, en la China del sur. En una ocasión, irritado a causa de que Ye-Liu le recriminara su afición a la bebida, encarceló a su canciller, pero enseguida lo puso en libertad y le devolvió sus cargos. El segundo gran kan murió en 1241, tras doce años de reinado.

A su muerte se formaron cuatro partidos: el militar de los antiguos mongoles, el de los pacifistas mongoles, el burocrático sinófilo y el militar nestoriano. Temuge, el hermano menor de Gengis Kan, fue incitado por el partido de los antiguos mongoles a dar un golpe de estado y hacerse con el trono, vacante desde la muerte de Ogodei, pero esa intentona fracasó. El trono mongol no fue ocupado hasta 1246. En un kuriltai fue designado Guyuk, hijo de Ogodei, para suceder a su padre. Dos años después el trono recaería en la familia de Tului; primero Mongka y después Kubilai, el nieto favorito de Gengis Kan, se sucedieron como grandes kanes.

La muerte de Ogodei hizo que Ye-Liu Tch’u Ts’ai cayera en desgracia. La aristocracia mongol volvió sus favores hacia los budistas, sobre todo a los miembros de la escuela Chan, gracias a la influencia del monje Haiyún, enemigo de Ye-Liu. El nuevo canciller, un musulmán llamado Abdarrahman, aplicó duras medidas en el gobierno del Imperio mongol y Ye-Liu, que contemplaba impotente cómo su obra se venía abajo, enfermó. La muerte le sobrevino en 1244, con poco más de sesenta años.

Creyendo que por su cargo de canciller del Imperio habría atesorado fabulosas riquezas, unos oficiales mongoles registraron la casa de Ye-Liu en Pekín esperando hallar ingentes cantidades de oro, plata y piedras preciosas, pero sólo encontraron estanterías repletas de mapas y de libros. Y una pulida taba de bronce colgada de una fina cadenita de plata.