Hoy hemos vuelto al médico. Ha dicho que todo va bien. El embarazo ha durado más de lo que habíamos esperado. Nos ha dicho que ya has llegado a término. Espera que el bebé nazca en cualquier momento. Ahora llevamos en Aztec más tiempo del que pasamos en Charleston. El pasado se aleja en mi memoria con cada día que pasa. Estoy contento de olvidar la mayoría de las cosas. Algunas trato de recordarlas, por si acaso.
Nunca me has preguntado qué ocurrió la noche que huimos de Charleston. Cuando te pregunté, me dijiste que no sucedió nada. Solo caminaste. En ocasiones, te pareció oír pisadas, pero nunca pasó nada. Creo que no te gustaba hablar de eso. Creo que el hecho de que hubiera sido tan fácil te asustaba. No sé lo que te habría contado sobre cómo sobreviví esa noche, aunque me lo hubieras preguntado. Nunca lo hiciste. Creo que al final decidiste que había algunas cosas que simplemente preferías no saber.
En ocasiones, todavía intento entender cómo sobreviví, por qué sobreviví. He elaborado algunas teorías, pero ninguna tiene sentido. Quizá debería atribuirlo a la intervención divina. Algo se interpuso y me salvó a mí y a nuestro hijo. Probablemente debería seguir tu ejemplo. Quizá hay algunas cosas que simplemente no quiero saber.