Agradecimientos

Un escritor necesita montones de amigos. Al menos, ese es mi caso. Se trata de los amigos a quienes no les importa atender a una llamada, con frecuencia inesperada, y responder a una pregunta sobre datos o preferencias, o prestarse a leer un borrador o un estudio de personaje y dar una opinión. Todos sabéis quiénes sois, y gracias. Por supuesto, siempre está Joe Cox, quien sabe más sobre leyes y negocios de lo que yo sabré jamás, y Mark Flowenbaum, un auténtico patólogo forense. Y, sin duda, Jean Reeds Cook, que es una gran lectora y no me permite el menor desliz. Gracias a todos.