Terror y miseria del Tercer Reich se basa en relatos de testigos y noticias de periódicos.
Las escenas se imprimieron en 1938 para la editorial Malik de Praga pero, por la agresión de Hitler, no pudieron difundirse.
Una adaptación teatral destinada a los Estados Unidos se representó en Nueva York y San Francisco con el título The Prívate Life of the Master Race (La vida privada de la raza dominante). Esa versión contiene:
Las escenas 2, 3, 4, 13 y 14 de la parte I;
las escenas 8, 9, 6 y 10 de la parte II, y
las escenas 15, 19, 17, 11,18, 16, 20 y 24
de la parte III.
El elemento fundamental de los decorados es el clásico tanque del ejército nazi. Aparece cuatro veces: al comienzo, entre las partes y al final. Entre las distintas escenas se oye una voz y el rodar del tanque. Ese rodar se oye también durante las escenas en que se implanta el Terror para llevar a los hombres a los tanques.
Por ejemplo:
Primera parte
De la oscuridad surgen, a los acordes de una bárbara música militar, un gran indicador con el letrero «HACIA POLONIA: y al lado el tanque con una dotación de doce a diecisiete soldados, que sostienen fusiles entre las rodillas, llevan cascos de acero y los rostros blancos como la cal.
Sigue el CORO
Cuando el Führer…
… con su mano de hierro.
Vuelve a oscurecerse la escena. El sordo rodar del tanque se oye todavía unos segundos. Luego la escena se ilumina de nuevo y se ve una escalera. Sobre la escena cuelga, en grandes letras: BRESLAU, SCHUSTERGASSE 2:
Sigue la ESCENA 2
Sigue la VOZ
Así traicionaba el vecino…
… en nuestros tanques de guerra.
CORO DE LA DOTACIÓN DEL TANQUE
Antes de la primera parte:
Cuando el Führer había puesto orden
en Alemania con mano de acero
ordenó (¡para que no nos desborden!)
que lo impusiéramos al mundo entero.
Muy obedientes a nuestros mayores
quisimos hacer del mundo colonia,
como un rayo fuimos los invasores
de aquella antigua ciudad de Polonia.
Pronto vio Europa los carros de hierro
manchados aún de sangre del Sena.
El Führer nunca cometía un yerro
su Causa era siempre una Causa buena.
Antes de la segunda parte:
Traición y discordia han sido la causa.
Los tanques no pueden dejar de rodar.
La discordia continúa hoy, sin pausa
la traición abre puertas de par en par.
Los tanques avanzan siempre victoriosos
hacia el Sund danés y mucho más allá
y los pueblos que no quieren ser gloriosos
caen bajo Hitler, que avanzando va.
Lo que antes sufriera la tierra alemana
lo sufre ahora Europa aplastada.
De costa a costa reina soberana
con el nuevo orden, esa cruz gamada.
Antes de la tercera parte:
Los tanques los hizo Krupp allí abajo
y Thyssen les puso luego las cadenas.
Los hombres hacían muy bien su trabajo
y los doce nobles no pasaron penas.
Después de la tercera parte:
Al tercer invierno se nos averiaron
y de pronto se detuvo la conquista.
Nos dio mucho miedo cuando nos miraron
pues la Patria no estaba ya a la vista.
Muy lejos habíamos ido hacia el Este
y la nieve cubría nuestros laureles
Habíamos llegado a un país agreste
no servían ya los tanques de corceles.
Quien era vencido nos vence en la brecha,
quien estaba muerto golpea mortal.
Tenemos la muerte a izquierda y derecha,
la Patria está lejos y el frío es glacial.
LA VOZ
Después de la escena 2:
Así traicionaba el vecino al vecino,
así se despedazaban las gentes humildes
y la hostilidad creció en las casas y los barrios
y nosotros entramos con paso seguro
y cargamos en nuestros tanques
a todo el que no había muerto:
a todo ese pueblo de traidores y traicionados
lo cargamos en nuestros tanques de guerra.
Después de la escena 3:
De las fábricas y las cocinas y las oficinas del subsidio
sacamos las dotaciones de nuestros tanques.
El pobre trajo a nuestros tanques al pobre.
Con besos de Judas los trajimos a nuestros tanques,
con amistosas palmadas en la espalda
los trajimos a nuestros tanques de guerra.
Después de la escena 4:
La discordia del pueblo nos hizo grandes.
Nuestros presos seguían pegándose en los campos de concentración
y luego todos se subían a nuestros tanques.
Los presos se subían a nuestros tanques.
Y los guardianes se subían a nuestros tanques
Los torturados y los torturadores
todos se subieron a nuestros tanques de guerra.
Después de la escena 13:
Abrumamos a los buenos obreros con elogios
y los abrumamos con amenazas.
Pusimos flores en sus puestos de trabajo
y hombres de las SS a la salida.
Entre salvas de aplausos y salvas de fusil
los cargamos en nuestros tanques.
Antes de la escena 8:
Estrechando contra si a sus hijos
las madres de Bretaña miran estupefactas al cielo
para ver los inventos de nuestros sabios
Porque hay también sabios en nuestros tanques,
alumnos del tristemente célebre Einstein.
Sin duda formados por el Führer con educación de hierro
para saber qué es la ciencia aria.
Antes de la escena 9:
Hay también un médico en los tanques
que decide cuáles son las mujeres de los mineros polacos
que deben ir al burdel de Cracovia.
Y lo hace bien y sin cumplidos
recordando cómo perdió a su mujer
que era judía y fue también enviada
porque la raza dominante debe aparearse con cuidado
y es el Führer quien decide quién yace con quién.
Antes de la escena 6:
Y hay también jueces en nuestros taques
hábiles en tomar rehenes, seleccionando cientos de víctimas
acusados de ser franceses
y culpables de amar a su país
porque nuestros jueces son expertos en Derecho alemán
y saben lo que se espera de ellos.
Antes de la escena 10:
Y hay también un maestro en nuestros tanques
capitán ahora, con sombrero de acero
que da sus clases
a los pescadores de Noruega y los viticultores de Champaña
porque un día, hace siete años
pasado ya pero olvidado nunca,
en el seno de su familia aprendió
a odiar a los espías
y allí donde llegábamos, azuzábamos al padre contra el hijo
y al amigo contra el amigo
y sólo vivimos en otros países
como habíamos vivido en nuestro propio país.
Antes de la escena 19:
Y no hay más negocio que el nuestro
y nadie sabe desde cuándo nos pertenece.
Antes de la escena 17:
Y llegamos, muertos de hambre como la langosta
y devoramos países enteros en una semana
porque tenemos cañones en lugar de manteca
y en nuestro pan cotidiano hace tiempo que mezclamos salvado.
Antes de la escena 11:
Y adondequiera que llegamos no están seguras las madres, ni los hijos
porque no hemos perdonado a nuestros propios hijos
Antes de la escena 18:
Y el trigo en el granero no está seguro de nosotros
ni la vaca en el establo
porque nos quitaron nuestro propio ganado.
Antes de la escena 16:
Y les quitamos los hijos y las hijas
y les arrojamos patatas por compasión
y tienen que gritar «¡Heil Hitler!» como nuestras madres
como si estuvieran empalados.
Antes de la escena 20:
Y no hay más Dios
que Adolfo Hitler.
Antes de la escena 24:
Y sometimos a los pueblos extranjeros
como habíamos sometido a nuestro propio pueblo