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EL CAMPESINO DA DE COMER A LA CERDA

El campesino va en el cortejo

Lleva fruncido el entrecejo.

No le darán nada por sus trigos.

Pero si ha de alimentar su cerda

No puede hacerlo sólo con mierda…

Tiene cara de pocos amigos.

Auchach, 1937. Bauernhof. Es de noche. El campesino, delante de la pocilga, da instrucciones a su mujer y a sus dos hijos.

EL CAMPESINO: Nunca he querido meteros en esto, pero lo habéis descubierto y ahora tenéis que cerrar la boca. Si no, vuestro padre irá a la cárcel de Landsberg para toda la vida. No hacemos nada malo si alimentamos a nuestros animales cuando tienen hambre. Nuestro Señor no quiere que ninguna criatura pase hambre. Y cuando un animal tiene hambre, se pone a gritar, y yo no puedo soportar que una cerda grite en mi granja de hambre. Pero no debo alimentarla. Lo dice el Estado. Y, sin embargo, la alimento. Porque si no la alimento se me queda ahí y pierdo algo que nadie me va a devolver.

LA CAMPESINA: Eso pienso yo también. Nuestro trigo es nuestro trigo. Y esos sinvergüenzas no pueden imponernos nada. Han echado a los judíos, pero el Estado es el mayor judío. Y el cura dijo: No cierres el hocico al buey que trilla. Con lo que quiso decir que podemos dar de comer tranquilamente a nuestro ganado. No fuimos nosotros quienes hicimos su plan cuatrienal, ni nos preguntaron siquiera.

EL CAMPESINO: Exacto. No están con los campesinos y los campesinos no están con ellos. Tengo que entregar mi trigo por nada, pero tengo que comprar cara la comida del ganado. Para que ese señor pueda comprar cañones.

LA CAMPESINA: Ponte junto a la verja, Toni, y tú, Marie, vete al prado y si viene alguien, avisa.

Los niños se colocan en sus puestos. El campesino mezcla la comida de la cerda y, mirando en torno con temor, la lleva a la pocilga. También su mujer mira alrededor.

EL CAMPESINO, echando la comida a la cerda: Come, come, Lina. ¡Heil Hitler! Cuando un animal tiene hambre, el Estado no es nada.