Defensores de la igualdad social
Los fuerzan al trabajo sin jornal
Por unas botas y un pan diario.
Los pobres ven, la estación entera,
Ricos trabajando a su manera…
Pero les gustaría un salario.
Páramos de Lüneburg, 1935. Una columna trabaja. Un obrero joven y un estudiante manejan la pala.
EL ESTUDIANTE: ¿Por qué han metido en chirona al pequeñito y gordito de la tercera columna?
EL JOVEN OBRERO, con una mueca: El jefe de grupo dijo que estamos aprendiendo qué es trabajar y él dijo a media voz que le gustaría aprender también qué es cobrar una paga. Se lo tomaron a mal.
EL ESTUDIANTE: ¿Por qué dijo eso?
EL JOVEN OBRERO: Probablemente porque ya sabe qué es trabajar. A los catorce años estaba en la mina.
EL ESTUDIANTE: Cuidado, ahí viene el gordo.
EL JOVEN OBRERO: Si echa una ojeada, no podré limitarme a abrir un palmo de tierra.
EL ESTUDIANTE: Más no podré palear.
EL JOVEN OBRERO: Si me descubre, se armará.
EL ESTUDIANTE: Entonces no echaré más cigarrillos.
EL JOVEN OBRERO: ¡Me descubrirá!
EL ESTUDIANTE: Tú quieres tus vacaciones. ¿Crees que te voy a pagar si no arriesgas eso siquiera?
EL JOVEN OBRERO: Lo que tú me pagas me lo he ganado hace tiempo.
EL ESTUDIANTE: Es que no te pagaré nada.
EL JEFE DE GRUPO, acercándose y mirando: Bueno, señor doctor, ¿ahora sabes qué es trabajar, no?
EL ESTUDIANTE: Sí, jefe.
El joven trabajador cava sólo un palmo de tierra. El estudiante finge sacar la tierra con todas sus fuerzas.
EL JEFE DE GRUPO: Eso se lo debes al Führer.
EL ESTUDIANTE: Sí, jefe.
EL JEFE DE GRUPO: Muy bien: hombro con hombro y nada de diferencias sociales. No importa lo que pueda ser papá. Seguid. Sale.
EL ESTUDIANTE: Eso no era un palmo.
EL JOVEN OBRERO: Sí que lo era.
EL ESTUDIANTE: Hoy nada de cigarrillos. Y será mejor que pienses que hay muchos como tú que quieren cigarrillos.
EL JOVEN OBRERO, despacio: Sí, hay muchos como yo. A veces nos olvidamos.