Ahí están ya las SS
La cerveza que no cese.
Van cansados y repletos.
Quieren pueblo poderoso
Muy temido y fervoroso.
Un pueblo de hombres muy quietos.
Noche del 30 de enero de 1933. Dos oficiales de las SS vienen por la calle dando traspiés.
EL PRIMERO: Ahora estamos arriba. ¡Qué impresionante, la marcha de las antorchas! Ayer todavía derrotados, hoy en la Cancillería del Reich. Ayer buitre vencido, hoy águila imperial.
Orinan.
EL SEGUNDO: Y ahora viene la Comunidad Nacional. Yo espero un levantamiento del pueblo alemán de enormes proporciones.
EL PRIMERO: Pero primero habrá que hacer salir al alemán de la chusma de los infraseres. ¿En dónde estamos? No hay banderas.
EL SEGUNDO: Nos hemos perdido.
EL PRIMERO: Un lugar asqueroso.
EL SEGUNDO: Un barrio de asesinos.
EL PRIMERO: ¿Crees que es peligroso?
EL SEGUNDO: Ningún camarada como es debido viviría en semejantes barracas.
EL PRIMERO: ¡No hay luz por ningún lado!
EL SEGUNDO: No estarán en casa.
EL PRIMERO: Estos tipos sí. ¿Crees que habrán ido a ver de cerca el advenimiento del Tercer Reich? Vamos nosotros cubriéndonos la retirada.
Otra vez se ponen en movimiento tambaleantes, el primero detrás del segundo.
EL PRIMERO: ¿No es este el barrio que bordea el canal?
EL SEGUNDO: No lo sé.
EL PRIMERO: Ahí en la esquina descubrimos una guarida de marxistas. Luego dijeron que era una asociación de jóvenes católicos. ¡Mentira! Ninguno llevaba babero.
EL SEGUNDO: ¿Crees que él conseguirá realizar la Comunidad Nacional?
EL PRIMERO: ¡Lo conseguirá todo!
Se detiene y escucha. En alguna parte se ha abierto una ventana.
EL SEGUNDO: ¿Qué es eso?
Quita el seguro a su pistola. Un anciano se asoma a la ventana en camisón y se le oye llamar en voz baja: «Emma, ¿eres tú?».
EL SEGUNDO: ¡Son ellos!
Da vueltas como un loco y empieza a disparar en todas direcciones.
EL PRIMERO, ruge: ¡Socorro!
Tras una ventana situada frente a la que está abierta, en la que todavía sigue el anciano, se oye el grito horrible de alguien alcanzado por los disparos.