17

OTRO día, otro vuelo.

—¿Por qué los humanos destruís y os matáis unos a otros, Iván?

—Pues… No sé; por dinero, afán de poder, celos, política… Pero aquí estamos, para defender a los nuestros de ataques enemigos y mantener la paz —respondió, en un rapto de orgullo profesional y patriótico.

—¿Y no sería más simple que os reunierais y discutierais? Solucionaríais vuestros problemas y os ahorraríais mucho sufrimiento y gastos militares.

—Ja… Se nota que no eres humana. Si supieras lo que cuesta poner de acuerdo a dos personas…

—¿Más que construir un aparato como yo?

—Nina, cada día me sorprendes con algo nuevo. Te haces demasiadas preguntas.

«Más de las que tú crees», estuvo a punto de replicar, pero se contuvo. Había de tener un poco de cuidado, ya que los humanos no actuaban de manera lógica, y sus reacciones eran imprevisibles. No podía permitir que el cariño la cegara completamente.