Modo de producción y economía política

Los Estados Unidos pueden ser caracterizados por su modo de producción y su economía política. Su modo de producción es el industrial. Su economía política es una mezcla de estatismo y capitalismo oligopolista. Clarifiquemos estos conceptos. Una sociedad industrial es una sociedad que depende de la división detallada del trabajo, en combinación con maquinaria movida por energía, para conseguir la producción en masa de bienes y servicios. La división detallada del trabajo se refiere a la separación de las tareas de producción en muchos pasos diminutos llevados a cabo por diferentes trabajadores.

Los Estados Unidos son, desde luego, el principal país industrial del mundo. Sin embargo, las dos terceras partes de su fuerza de trabajo ya no se dedica a la manufactura, y dos tercios del producto nacional bruto no son bienes (Cuadro 16.1). Casi las dos terceras partes de la fuerza de trabajo de Estados Unidos (sin contar a aquellos que están dedicados exclusivamente al trabajo doméstico no pagado) producen información y servicios antes que objetos tangibles. La mayoría de las personas empleadas adultas en Norteamérica trabajan en oficinas, almacenes, restaurantes, colegios, clínicas y vehículos móviles más que en cadenas de montaje de fábricas. Atienden a los clientes, reparan máquinas estropeadas, llevan contabilidades, escriben cartas, transfieren fondos y proporcionan servicios, escolarización, entrenamiento y formación, asesoría y terapia a estudiantes, clientes, parroquianos y pacientes (Porat, 1979).

La agricultura, que antiguamente empleaba a la gran mayoría de los trabajadores norteamericanos, ocupa actualmente a sólo un 3 por ciento de la fuerza de trabajo. Con la industrialización y automatización de la agricultura, gran número de trabajadores fueron desplazados. La emigración de las explotaciones agrícolas a la ciudad proporcionó buena parte de la oferta barata de mano de obra para el crecimiento del sector de manufacturas de la economía. Pero la fabricación tuvo su máximo nivel de empleo en 1950. Con la automatización de las fábricas, un gran número de trabajadores fueron desplazados y se dedicaron a los sectores de servicios e información. Además, un gran número de trabajadores de servicios e información fueron reclutados entre las mujeres casadas, con las consecuencias que expondremos más adelante.

El auge de los sectores de servicios e información ha conducido a la caracterización de los Estados Unidos como una «sociedad postindustrial». (Bell, 1973). Sin embargo, parecería más apropiado llamar a los Estados Unidos sociedad hiperindustrial en lugar de sociedad postindustrial, puesto que el desplazamiento hacia los servicios y hacia el procesamiento de la información ha provocado simplemente una expansión de la división detallada del trabajo y la utilización de máquinas de producción en masa en tipos adicionales de la producción. La oficina moderna ha llegado a parecerse a la fábrica, y la distinción entre trabajadores de cuello blanco y de cuello azul cada vez es más borrosa. En la oficina, como en la fábrica, la división detallada del trabajo conduce a la separación entre operaciones mentales y físicas, y entre los directores y los trabajadores. Trabajadores distintos abren el correo, fechan y cursan los pedidos, venden a crédito, comprueban inventario, mecanografían facturas, calculan descuentos y tarifas de envío, y despachan los productos para su envío:

Al igual que en los procesos de manufacturación… el trabajo de oficina se analiza y parcela entre un gran número de trabajadores, que pierden ahora toda comprensión del proceso como un todo, y de las políticas que subyacen tras él. El privilegio especial del administrativo antiguo, el de ser testigo de la operación de la empresa en un todo… desaparece. Cada actividad que requiera una intervención o contacto que vaya más allá del departamento o sección se convierte en el campo de un funcionario más alto (Braverman, 1974:314).