Educación infantil y personalidad

En cada cultura, los padres tienden a seguir prácticas de educación infantil como la alimentación, limpieza y trato dado a los niños que varían ampliamente según las sociedades. En muchas culturas, por ejemplo, las criaturas están constreñidas por vendajes que los envuelven o tablas que inmovilizan sus extremidades. En otras partes, se fomenta la libertad de movimiento. Asimismo, la lactancia puede ser a petición de la criatura, al primer grito de hambre, o a intervalos regulares, cuando conviene a la madre. La lactancia del pecho de la madre puede durar sólo unos meses, varios años o nada en absoluto. Asimismo las criaturas pueden recibir alimentos suplementarios desde las primeras semanas, que las madres les meten en la boca premasticados, con los que incluso juguetean las criaturas; pero también se puede prescindir de ellos.

El destete puede producirse bruscamente, como cuando se untan los pezones de la madre con sustancias amargas; y puede estar o no asociado al nacimiento de otro niño. En algunas culturas, las criaturas se mantienen en contacto con la piel de la madre y son transportadas adondequiera que esta vaya; en otras se puede dejar a los niños al cuidado de parientes. En algunas culturas, grandes grupos de niños y adultos miman, abrazan, besan y se deshacen en atenciones con las criaturas. En otros casos, se las mantiene relativamente aisladas y rara vez se las toca.

El adiestramiento en el aseo puede empezar bien a los seis, bien a los veinticuatro meses; el modo de adiestramiento puede conllevar muchas técnicas diferentes, algunas basadas en intensas formas de castigo, vergüenza y ridículo, otras en la sugerencia, emulación y ausencia de castigo.

El tratamiento de la sexualidad infantil también varia ampliamente. En muchas culturas, las madres o padres acarician los genitales de sus criaturas para calmarles y acallar su llanto; en otras, se impide a la criatura tocar sus propios genitales y se castiga severamente la masturbación.

Otra serie de variables pertinentes para la formación de la personalidad son las experiencias del final de la infancia y de la adolescencia: el número de hermanos, sus relaciones y mutuas responsabilidades, las pautas de juego, las oportunidades para observar las relaciones sexuales de los adultos o tener experiencias homo o heterosexuales propias, las restricciones que pesan sobre el incesto, el tipo de amenaza y castigo empleados contra las prácticas sexuales prohibidas por la cultura (Weisner y Gilmore, 1977).

Fig. 14.1. Relación entre la personalidad básica y la ecología, las practicas de educación infantil y las instituciones secundarias y proyectivas.

Según Le Vine 1973:57.

La Figura 14.1 representa una teoría de cómo estas prácticas de educación infantil pueden estar relacionadas con la personalidad y otros aspectos de la cultura. Las variables básicas que influyen en las pautas de crianza de los niños están, a su vez, influidas por la naturaleza de las instituciones domésticas, sociales, políticas y económicas. Por su parte, estas se ven afectadas por el ecosistema. Las prácticas de crianza de los niños están constreñidas por la necesidad de satisfacer algunas urgencias, pulsiones y capacidades universales biológicamente determinadas que todas las criaturas humanas comparten (por ejemplo, impulsos orales, anales y genitales). La interacción entre las prácticas de crianza de los niños y estas necesidades, pulsiones y capacidades biológicas moldea su personalidad y esta se expresa, a su vez, en instituciones «secundarias»; esto es, aproximadamente lo que se ha venido llamando «superestructura» a lo largo del libro.