Roles sexuales en la sociedad industrial

Bajo condiciones industriales, no se puede decir que la mayoría de las especialidades dominadas por el varón en la agricultura, industria y gobierno se beneficien de la cantidad extra de fuerza muscular asociada a su constitución física. Aunque la menstruación, embarazo y lactancia implican desventajas en algunas situaciones que exigen una rápida movilidad o un esfuerzo continuo bajo estrés, los modernos gobiernos y sociedades anónimas están ya ajustados a altos niveles de absentismo y cambio frecuente de personal. Además, con la tendencia, hace tiempo establecida, hacia la disminución de la fertilidad bajo condiciones industriales, las mujeres están embarazadas, por término medio, menos del 3 por ciento de sus vidas.

A veces se argumenta que la menstruación obstaculiza la capacidad de las mujeres de tomar decisiones racionales bajo estrés y, por tanto, que la exclusión de las mujeres de las posiciones de liderazgo en la industria, el gobierno o el ejército continúa basándose en un ajuste realista a los hechos biológicos. El liderazgo más alto del establishment militar-industrial-educativo estadounidense, y de grupos equivalentes en la Unión Soviética y en otras grandes potencias contemporáneas, está integrado por hombres que cronológicamente han pasado la flor de su vigor físico. Muchos de estos líderes sufren una tensión arterial alta, enfermedades de los dientes y las encías, digestión difícil, vista defectuosa, pérdida de audición, dolores de espalda, encorvamientos y otros síndromes clínicos asociados a una edad avanzada. Estos desórdenes, al igual que la menstruación, también producen con frecuencia un estrés psicológico. Ciertamente, las mujeres sanas premenopáusicas gozan de una ventaja biológica sobre el típico «estadista varón anciano». Las mujeres de más edad, postmenopáusicas, suelen gozar de una mejor salud que los hombres y tienden a ser más longevas que estos en sociedades industriales.

Una de las más significativas tendencias del siglo XX ha sido la rápida redefinición de los roles sexuales y la reestructuración de la vida familiar en las naciones industriales. Todo el mundo es consciente de los profundos cambios de actitudes hacia las experiencias sexuales y los nuevos modos de vivir. Las parejas viven frecuentemente juntas sin estar casadas; hombres y mujeres se casan cada vez más tarde; cuando lo hacen, el marido y la esposa continúan trabajando; los matrimonios tienen menos niños, y se divorcian con más frecuencia. Las familias con un niño, las unidades domésticas sin niños, los hogares con un solo progenitor y los «matrimonios» de homosexuales van en aumento (Westoff, 1978). En el Capítulo 16 prestaremos más atención a cómo y por qué han ocurrido estos cambios.