La cultura hace referencia a las formas pautadas de pensar, sentir y comportarse de los miembros de una población. La personalidad también concierne a las formas de pensar, sentir y comportarse, pero se centra en el individuo. La personalidad, tal como la define Víctor Barnouw (1973:10), «es una organización más o menos duradera de fuerzas dentro del individuo asociadas a un conjunto de valores, actitudes y modos de percepción bastante estables que explican, en parte, la coherencia de la conducta del individuo». Más sencillamente, «personalidad es la tendencia a comportarse de determinadas maneras, independientemente de la situación específica». (Whiting y Whiting, 1978:57).
Los conceptos que se emplean al describir el pensamiento, sentimiento y conducta de los tipos de personalidad difieren de los que se emplean cuando se describe la infraestructura, la estructura y la superestructura. Al describir personalidades, los psicólogos emplean conceptos como agresiva, pasiva, ansiosa, obsesiva, histérica, maníaca, depresiva, introvertida, extrovertida, paranoica, autoritaria, esquizoide, masculina, femenina, infantil, reprimida, dependiente, etc. He aquí parte de una lista más extensa de términos adecuados para el estudio de la personalidad que apareció en un estudio de cultura y personalidad en un pueblo de México:
Si se emplean estos conceptos para describir una población entera, el resultado evidentemente no añadirá nada a una descripción de los modos de producción y reproducción, la economía doméstica y política, los sistemas de guerra y paz, o los ritos e instituciones mágico-religiosos. Más bien servirán como descripción del tipo de personalidad de esa población.