Los occidentales deben guardarse de pensar que el arte en las sociedades organizadas en bandas y aldeas es, necesariamente, más sencillo o ingenuo que el propio de las modernas sociedades industriales. Aunque, como acabamos de ver, muchos aspectos estilísticos del arte han evolucionado hacia formas más complejas, otros aspectos tal vez fueran tan complejos entre los cazadores y recolectores de la Edad de Piedra como lo son hoy en día. Ejemplo de ello es el caso de la retórica campa. La retórica es el arte del discurso público persuasivo y está estrechamente emparentada con las artes dramáticas. Como ha descubierto Gerald Weiss (1977b), los campa, pueblo ágrafo que habita en el Perú oriental, cerca de la cabecera del Amazonas, emplean la mayor parte de los artificios retóricos cultivados por los grandes filósofos y oradores de la Grecia y Roma antiguas. En el discurso público no persiguen meramente el fin de informar, sino el de persuadir y convencer. «Entre los campa, la narración es un “tiempo aparte” en el cual se desarrolla una fascinante relación entre auditorio y narrador, que emplea poderosos artificios retóricos para crear y realzar la cualidad de esa relación». (Weiss, 1977b: 173).
He aquí unos cuantos ejemplos de estos artificios tal como los traduce Weiss de la lengua campa, que pertenece a la familia de lenguajes americanos nativos denominada Arawak.
Preguntas retoricas. —El orador aduce que los campa descuidan las obligaciones religiosas para con su dios celeste, el Sol, formulando una pregunta que él mismo va a contestar:
¿Hacemos ruegos a aquel que mora en el cielo, el Sol? No, no sabemos cómo hacerle ruegos.
Iteraciones (efecto por repetición). —El orador comunica una cualidad enfática, gráfica como en el cine, a su argumento repitiendo algunas palabras clave. El enemigo sale del lago:
Y así surgieron en gran número; él los vio surgir, surgir, surgir, surgir, surgir, surgir, surgir, surgir, surgir, a todos, a todos.
Imágenes y metáforas. —La siguiente frase hace alusión a la muerte:
La tierra lo devorará.
El cuerpo está descrito como:
La vestimenta del alma.
Apelación a la evidencia. —Para demostrar que el guácharo tuvo en un tiempo forma humana:
Sí, antes era humano, ¿acaso no tiene patillas?
Apelación a la Autoridad:
Me lo dijeron hace mucho tiempo, ellos, los ancianos, que hace mucho tiempo oyeron estas palabras, así fue.
Antítesis (efecto por contraste). —Un colibrí se halla a punto de escalar la cuerda que conduce al cielo, empresa en la que han fracasado las demás criaturas más grandes que él:
Ellos son grandes, mientras que yo soy pequeño y rechoncho.
Por añadidura, el orador campa emplea una gran variedad de gestos, exclamaciones, súbitas llamadas de atención («¡Cuidado, allá va!»), «apartes» («imaginadlo…»; «cuidado con no creeros esto»). En conjunto, Weiss enumera 19 artificios retóricos formales que son empleados por los campa.