La organización de las creencias y prácticas religiosas

Como acabamos de ver, las creencias y rituales religiosos adoptan una gran variedad de pensamientos, sentimientos y prácticas. No obstante, en este campo, como en todos los demás, hay procesos ordenados. Una buena manera de empezar a comprender la diversidad de los fenómenos religiosos es investigar si hay creencias y prácticas asociadas a niveles concretos de desarrollo político y económico.

Anthony F. C. Wallace (1966) ha distinguido cuatro variedades principales de «cultos» religiosos, es decir, formas de organización de las doctrinas y actividades religiosas, que tienen grandes implicaciones evolutivas. Las cuatro principales formas son: 1) cultos individualistas; 2) cultos chamanistas; 3) cultos comunitarios; y 4) cultos eclesiásticos, definidos de la siguiente manera:

  1. Cultos individualistas. —La forma más básica de la vida religiosa implica creencias y rituales individualistas (pero culturalmente pautados). Toda persona es un especialista; cada individuo entabla relación con seres y fuerzas animistas y animalistas en cuanto experimenta personalmente la necesidad de control y protección. Este tipo de culto viene a ser como un «hágaselo usted mismo» en el terreno de lo religioso.
  2. Cultos chamanistas.— Como indica Wallace, ninguna cultura conocida por la antropología tiene una religión totalmente individualista, aunque los esquimales y otros cazadores y recolectores se sitúan claramente en esta dirección. Todas las sociedades conocidas también muestran, cuando menos, el nivel chamanista de especialización religiosa. El término chamán proviene de la palabra que los pueblos de habla tungú de Siberia usan para designar al especialista religioso con dedicación a tiempo parcial, a quien se consulta en momentos de tensión y ansiedad. Sin embargo, en aplicaciones transculturales, el término chamán puede referirse a individuos que actúan como adivinos, curanderos, médiums y magos para otras personas a cambio de regalos, honorarios, prestigio y poder.
  3. Cultos comunitarios.— En un nivel más complejo de economía política, las formas comunitarias de creencias y prácticas se vuelven más elaboradas. Grupos de no especialistas organizados en términos de grados de edad, sociedades de hombres, clanes o linajes asumen la responsabilidad de celebrar, regular u ocasionalmente, rituales considerados esenciales para su propio bienestar o para la supervivencia de la sociedad. Aunque los rituales comunitarios pueden emplear especialistas como chamanes y oradores, habilidosos danzantes y músicos, una vez finalizada la celebración ritual los participantes vuelven a sus rutinas diarias. No hay especialistas religiosos a tiempo completo.
  4. Cultos eclesiásticos. —El nivel eclesiástico de organización religiosa implica un sacerdocio o clero profesional con dedicación plena. Estos profesionales forman una burocracia que monopoliza la celebración de ciertos ritos en nombre de individuos, grupos y la sociedad entera. Normalmente las burocracias eclesiásticas están estrechamente asociadas a sistemas políticos de nivel estatal. En la mayoría de los casos, los líderes de la jerarquía eclesiástica son miembros de la clase dirigente y, en algunos casos, no se pueden distinguir las jerarquías política y eclesiástica de un Estado.

Wallace señala que las formas individualista, chamanista, comunitaria y eclesiástica de creencias y rituales forman una escala. Es decir, cada uno de los niveles más complejos incluye las creencias y prácticas de todos los niveles menos complejos. Por consiguiente, en las sociedades con cultos eclesiásticos existen también cultos comunitarios y chamanistas, como creencias y rituales estrictamente individualistas. En los siguientes apartados se presentarán ejemplos de cada una de estas formas de religión.