En Nueva Guinea y Melanesia, la revitalización está asociada al concepto de cargo. La visión característica de los profetas melanesios de la revitalización es la de un barco que trae a los antepasados y un «cargamento» (cargo) de bienes europeos. En los últimos tiempos los aviones y las naves espaciales se han convertido en los medios favoritos para entregar el «cargo» (cf. Worsley, 1968).
A causa de la abundancia de bienes exhibida por las fuerzas militares estadounidenses durante las campañas de la Segunda Guerra Mundial en las islas del Pacífico, las revitalizaciones han puesto el énfasis a menudo en el regreso de los americanos. Así, en Espíritu Santo, en 1944, el profeta Tsek instó a su gente a destruir todos los bienes comerciales y arrojar sus ropas como preparación para el regreso de los americanos misteriosamente desaparecidos. Algunas de las revitalizaciones orientadas hacia los americanos han asignado a soldados americanos específicos el papel de repartidores del «cargo». En la isla de Tana, en las Nuevas Hébridas, el culto a John Frumm se centra en una vieja chaqueta de soldado, reliquia de un tal John Frumm cuya identidad sólo se conoce de esta manera. Los profetas de John Frumm construyeron pistas de aterrizaje, torres de control de bambú y naves «cargo» de paja. En algunos casos, se encendían por la noche balizas de fuego y operadores de radio estaban preparados con micrófonos y auriculares hechos con latas para guiar los aviones «cargo» a un aterrizaje seguro.
Un motivo importante es que los antepasados han logrado cargar los aviones y barcos en puertos estadounidenses, pero las autoridades locales no han permitido desembarcar el «cargo». En otras versiones, los aviones «cargo» son engañados para que aterricen en un aeropuerto distinto. En un sentido metafórico, estos sentimientos se pueden aplicar a los contextos coloniales reales. A menudo, los pueblos de los Mares del Sur han sido despojados de sus tierras y recursos mediante engaños (M. Harris, 1974).
En 1964, la isla de Nueva Hanover se convirtió en escenario del culto a Lyndon Johnson. Bajo el liderazgo del profeta Bos Malik, los miembros del culto pidieron que se les permitiera votar a Johnson en las elecciones de las aldeas que les imponía la Administración australiana. Se dijo que los aviones que pasaban por encima de sus cabezas por la noche eran aviones del presidente Johnson que buscaban un lugar donde aterrizar. Bos Malik aconsejó que para conseguir que Johnson fuera su presidente, tendrían que «comprarle». Esto se realizaría pagando la contribución anual a Malik en vez de a los recaudadores de impuestos australianos. Cuando llegó a Nueva Hanover la noticia de que se había enviado una fuerza armada para aplastar la revuelta de los impuestos, Malik profetizó que pronto llegaría el trasatlántico Queen Mary transportando el «cargo» y tropas estadounidenses para liberar a los isleños de sus opresores australianos. Al ver que no se hacía realidad el barco, Malik acusó a los funcionarios australianos de robar el «cargo».
La confusión de los profetas de la revitalización Melanesia es una confusión sobre el funcionamiento de los sistemas culturales. No comprenden cómo están organizadas las modernas sociedades industriales, basadas en el trabajo asalariado, ni tampoco cómo se mantiene la ley y el orden entre los pueblos de nivel estatal. Para ellos la abundancia material de las naciones industriales y la penuria de otras constituyen un fallo irracional, una enorme contradicción en la estructura del mundo.
El sistema de creencias de los cultos «cargo» demuestra por qué es incorrecto el supuesto de que todos los pueblos distinguen entre categorías sobrenaturales y naturales (véase Cap. 12. Lo natural y lo sobrenatural). Los profetas «cargo» que han sido llevados a contemplar modernas fábricas y almacenes australianos con la esperanza de que renunciarían a sus creencias, regresan a sus aldeas más convencidos que nunca de que están siguiendo la mejor prescripción para obtener el «cargo». Con sus propios ojos han observado la abundancia fantástica que las autoridades no les habían permitido poseer (Lawrence, 1964).