Resumen

Todas las sociedades estatales están organizadas en grupos estratificados como clases, minorías y castas. Los grupos estratificados se componen de personas que se relacionan con el aparato de control en formas similares y que poseen cotas parecidas de poder con respecto a la asignación de riqueza, privilegios, recursos y tecnología. En este contexto, poder significa control sobre la energía o la capacidad de mover y conformar personas y cosas. Todas las sociedades estatales tienen, al menos, dos clases: gobernantes y gobernados. En teoría, las clases dirigentes pueden actuar voluntariamente en beneficio de los plebeyos, pero sólo si con ello no se reduce su poder.

Las jerarquías de sexo y edad, que no se limitan a las sociedades estatales, también son formas importantes de estratificación. Las diferencias de clase implican tanto un acceso diferencial al poder como profundas diferencias en los estilos de vida. El hecho de no distinguir las versiones emic y etic de las jerarquías de estratificación dificulta la comprensión de las clases y de todas las demás formas de estratificación social. Desde un punto de vista etic y conductual, las clases pueden existir aunque no haya un reconocimiento emic de su existencia y aunque los segmentos de la misma clase compitan entre sí. Las clases dirigentes no tienen por qué formar organizaciones solidarias permanentes, hereditarias y monolíticas. Su composición puede cambiar rápidamente y sus miembros negar de modo activo que constituyen una clase dirigente. Análogamente, las clases subordinadas no tienen por qué ser conscientes de su identidad y pueden existir sólo en un sentido etic y conductual.

La comprensión del fenómeno de la explotación también depende de la distinción entre las perspectivas emic y etic. No se puede sostener que la mera existencia de diferencias en poder, riqueza y privilegios garantiza la existencia de la explotación; ni tampoco que la explotación sólo existe cuando, o en la medida en que, la gente se siente explotada. Los criterios etic de la explotación se centran en la adquisición de artículos de lujo por parte de élites que basan su poder en la privación de productos de primera necesidad a los plebeyos y en la perpetuación o intensificación de la miseria y en la pobreza.

La mayor parte de los seres humanos que viven en la actualidad son miembros de clases campesinas. Los campesinos son inferiores estructurales que cultivan la tierra con tecnologías preindustriales y pagan rentas e impuestos. Pueden distinguirse tres tipos fundamentales de campesinos: feudales, agrogerenciales y capitalistas. Su inferioridad estructural depende, en el primer caso, de la incapacidad para adquirir la tierra; en el segundo, de la existencia de una élite gerencial omnipotente que fija las cuotas de producción y trabajo, y en el tercero, de la operación de un mercado de tierras y trabajo controlado por grandes terratenientes, corporaciones y bancos.

Entre las clases campesinas está muy extendida la «imagen de la limitación de lo bueno». Sin embargo, también hay valores y actitudes contradictorios que conducen a innovaciones bajo condiciones estructurales e infraestructurales apropiadas. En Tzintzuntzan, a pesar de la imagen de la limitación de lo bueno, los hombres se esforzaron ante la posibilidad de trabajar como braceros, y tanto los hombres como las mujeres participaron en una serie de experimentos malogrados con la esperanza de mejorar sus vidas.

La contrapartida a la imagen de la limitación de lo bueno de las clases subordinadas urbanas es la cultura de la pobreza. Este concepto se centra en los valores y tradiciones de los pobres urbanos como explicación de su pobreza. Sin embargo, muchos de los valores en la cultura de la pobreza, como la desconfianza hacia las autoridades, el consumismo y la imprevisión, también se encuentran en clases más opulentas. La irrelevancia del énfasis de la gente en el valor del trabajo para comprender la génesis de las clases pobres puede verse en el caso de Squid Cove. Los habitantes de Terranova son conocidos en todo el mundo por su ética de trabajo; sin embargo, cuando la mecanización y el agotamiento de los recursos les impidieron conseguir un empleo estable todo el año, no tuvieron más alternativa que acogerse al subsidio de desempleo.

Los sistemas de estratificación en clases difieren en el grado de movilidad ascendente que permiten. Si las clases fueran exógamas y si los hijos de los más ricos fueran desheredados, la movilidad sería mucho más alta. Uno de los sistemas más fluidos de estratificación social es el de los natchez.

Las minorías y mayorías raciales, étnicas y culturales existen, prácticamente, en todas las sociedades estatales. Estos grupos difieren de las clases en que poseen estilos de vida distintos originados en otra sociedad, manifiestan diferencias internas de clase y muestran un alto grado de conciencia de grupo. Las minorías y las mayorías luchan por el acceso y control de las fuentes de riqueza y poder, ayudadas o entorpecidas por sus fuerzas y debilidades adaptativas en relación con esferas específicas de competencia. Es la naturaleza específica de esta lucha en la historia de la relación entre minoría y mayoría la que determina el hecho de que la minoría y/o mayoría haga hincapié en la asimilación o en el pluralismo. Ambas opciones tienen ventajas y desventajas. Como ilustra el caso del movimiento del poder negro, a veces ni la estrategia de asimilación ni la de pluralismo son suficientes para superar los efectos de la segregación, la discriminación y la explotación. Cabe argüir que el chauvinismo racial y étnico beneficia más a la clase dirigente que a los miembros ordinarios tanto de la minoría como de la mayoría.

Los científicos sociales suelen identificar un tercer tipo de grupo estratificado llamado casta. Epítome del sistema de castas es el caso de la India hindú. Las concepciones tradicionales de las castas indias han estado dominadas por idealizaciones basadas en una visión «desde arriba» del sistema, en las que se representaba a las castas inferiores como si aceptaran su estatus subordinado. Los estudios que parten de la visión que se obtiene «desde abajo» muestran que las castas indias luchan por la movilidad ascendente de un modo flexible y adaptativo y se asemejan mucho a las minorías culturales, étnicas y raciales de otras sociedades.