Minorías y mayorías

Además de en clases, la mayor parte de las sociedades estatales se halla estratificada en grupos raciales, étnicos y culturales (R. Cohén, 1978a y b). Estos grupos, denominados a menudo minorías o mayorías, difieren de las clases en tres aspectos importantes: 1) poseen estilos de vida distintivos que pueden remontarse a tradiciones culturales de otra sociedad; 2) sus miembros pertenecen a menudo a diferentes clases; 3) sus miembros son conscientes de su existencia como grupo separado del resto de la población.

La división en minorías raciales, étnicas o culturales depende del criterio básico de pertenencia al grupo que se aplique: la apariencia física, el origen común en otro país o región, o la posesión de un estilo de vida distintivo. En la realidad, sin embargo, todos estos criterios se dan en un número desconcertante de combinaciones diferentes. Es frecuente que se atribuyan diferencias raciales y culturales y una ascendencia común a grupos que carecen de ellas, o que los propios afectados las reivindiquen sin razón, dando así lugar a acusadas discrepancias entre las versiones emic y etic de la identidad grupal.

Las minorías raciales, étnicas y culturales son grupos subordinados o cuya posición es vulnerable a la subordinación. El término mayoría se aplica a los segmentos raciales, étnicos y culturales de la población que gozan de un rango más alto y de una situación de mayor seguridad. Minoría y mayoría son términos escasamente satisfactorios, porque a veces las «mayorías», como sucede con los blancos en Sudáfrica, son ampliamente superadas en número por las «minorías» a que explotan y oprimen. Sea como fuere, por el momento no se dispone de un sustituto satisfactorio (Simpsony Yinger, 1962).

El punto más importante a retener acerca de las minorías y las mayorías es que están invariablemente ligadas a una forma, más o menos manifiesta, de lucha económica, política y social para proteger o elevar su posición en el sistema de estratificación (Wagley y Harris, 1958; Schermerhorn, 1970; Despres, 1975). Dependiendo de su respectivo peso demográfico, sus peculiares virtudes y debilidades culturales, y sus ventajas o desventajas iniciales durante la formación del sistema de estratificación, su estatus como grupo puede ascender o descender en la jerarquía. Así, aunque muchas minorías son objeto de atroces formas de discriminación, segregación y explotación, otras pueden disfrutar de posiciones bastante altas aunque no dominantes.