Aunque las relaciones de afinidad y filiación dominan la vida política de los pueblos organizados en bandas y aldeas, también aparecen, en un grado limitado, formas de organización política integradas por no parientes. Tales grupos se llaman asociaciones de camaradas (sodalities). Una forma frecuente de asociación no residencial es la sociedad exclusiva de hombres o mujeres, o «club». Normalmente, reúne a hombres y mujeres de diferentes grupos domésticos que cooperan en un ritual secreto o actuaciones gremiales. Discutiremos estas organizaciones en el capítulo dedicado a los roles sexuales (Cap. 14. Personalidad y sexo). Las asociaciones de grados de edad son otra forma frecuente de asociación de camaradas, ya mencionada en relación con los campamentos de guerreros masai (Cap. 9. Alternativas a la familia nuclear). Entre los samburu, otro grupo de pastores de África oriental, todos los hombres iniciados durante un periodo de doce a catorce años formaban un grupo de edad cuyos miembros tenían un sentimiento especial de solidaridad que iba más allá de los grupos de parentesco doméstico y de linaje. Los miembros del grupo de edad avanzaban conjuntamente del estatus más joven al de más edad. Cuando pertenecían al primero, eran responsables del combate militar; en el segundo, se encargaban de iniciar y adiestrar a los grupos de edad más jóvenes (Spencer, 1965; cf. Kertzer, 1978).
Un caso clásico de asociación de camaradas es el de las asociaciones militares de la Norteamérica nativa, que se desarrollaron en las Grandes Llanuras después de la introducción del caballo. Entre los crow y los cheyenne, los miembros de estas asociaciones trataban de superarse en acciones de osadía durante el combate y en expediciones para robar caballos. Aunque los miembros de cada club no combatían como una unidad, sin embargo, se reunían en sus respectivos lipis para recordar y cantar sus hazañas, y llevaban insignias y ropas distintivas. Gretel y Perttie Pelto (1976:324) las han comparado acertadamente con organizaciones como los Veteranos de las Guerras Extranjeras y la Legión Americana, porque su principal función era celebrar las hazañas militares y defender el «honor y prestigio de la tribu». Sin embargo, con ocasión de una larga marcha a un nuevo territorio o de cacerías colectivas a gran escala, los clubs militares se turnaban supervisando y manteniendo el orden en la población general. Por ejemplo, impedían que los cazadores demasiado ansiosos provocaran la desbandada de las manadas de búfalos y reprimían la conducta pendenciera en los ceremoniales multando o desterrando a los camorristas. Pero estas sólo eran funciones estacionales, puesto que sólo durante la primavera y el verano se podía congregar a gran número de personas no emparentadas en un mismo campamento.