Causas de la avunculocalidad

En las sociedades matrilocales y matrilineales, los varones son reacios a ceder el control sobre sus propios hijos a los miembros de los grupos de parentesco de sus esposas, y no se resignan fácilmente al hecho de que sean sus hijos en vez de sus hijas los que deban separarse de ellos al casarse. Debido a esta contradicción, estos sistemas manifiestan una tendencia a retornar a la fórmula patrilocal-patrilineal tan pronto como desaparecen o se mitigan las fuerzas que obligan a los varones a ausentarse de sus aldeas natales y grupos domésticos.

Una manera de resolver esta contradicción consiste en reducir las obligaciones maritales del varón (débiles de por sí en las sociedades matrilocales) hasta el punto de que la convivencia con la esposa deje de ser necesaria. Esta es la vía seguida por los nayar. Como hemos visto, los hombres nayar no tenían otro hogar que su unidad doméstica natal; no se preocupaban por lo que les sucediera a sus hijos —a los que difícilmente podían identificar— y no tenían dificultad en mantener a sus hermanas y a sus sobrinas bajo un conveniente control fraterno y avuncular. Con todo, la solución más común a la tensión entre los intereses masculinos y la matrilinealidad es el desarrollo de una pauta de residencia avunculocal. Es un hecho destacable que los grupos de filiación matrilineal con residencia avunculocal son más frecuentes que los grupos matrilineales de tipo matrilocal (véase Tabla 8.1).

En el sistema avunculocal, el varón acaba yéndose a vivir con los hermanos de su madre en su unidad doméstica matrilineal, donde se le une su esposa. Al alcanzar la madurez, el hijo de un ego masculino partirá a su vez hacia la unidad doméstica del hermano de la esposa del ego (sin embargo, la hija del ego puede continuar residiendo en su grupo si se casa con el hijo de la hermana de su padre). Así, el núcleo de una unidad doméstica avunculocal está integrado por un grupo de hermanos y los hijos de sus hermanas. La función de esta práctica es reinsertar un grupo de interés fraterno masculino como núcleo residencial del grupo de filiación matrilineal.

La avunculocalidad probablemente ocurre porque (cuando la guerra no ha sido suprimida) los varones continúan dominando los asuntos de los grupos matrilineales. Esta interpretación concuerda con otro destacable hecho universal: la oposición lógica de la avunculocalidad, la amitalocalidad («residencia junto a la tía»), casi nunca se da. Existe si las hijas del hermano y las hermanas del padre constituyen el núcleo de una unidad doméstica patrilineal[17]. Las mujeres, empero, raras veces han sido capaces de controlar los grupos de parentesco patrilineales como los varones han logrado hacer con los matrilineales. De ahí que sean los varones, no las hembras, quienes constituyen el núcleo residencial de la práctica totalidad de los grupos de parentesco patrilineales, así como de la mayor parte de los casos matrilineales conocidos, incluso cuando las mujeres no cambian de residencia al casarse.

Una línea sumamente tenue separa la avunculocalidad de la patrilocalidad. Si el grupo residencial de hermanos decide que uno o más de sus hijos permanezcan con ellos después del matrimonio, el núcleo residencial empezará a parecerse a un grupo doméstico ambilocal. Si se mantienen en la residencia más hijos que sobrinos, se formará la base residencial para una reafirmación de la filiación patrilineal.

Con posterioridad a la adopción de la matrilocalidad y al desarrollo de grupos de filiación matrilineales en el seno de una sociedad, cambios en las condiciones originarias pueden llevar a un restablecimiento de la pauta patrilocal-patrilineal. En un momento determinado, es posible que muchas sociedades se encuentren atravesando algún estadio de transición entre ambas formas de residencia y de ideología de parentesco. Como las más de las veces los cambios en la residencia y filiación no se producen en perfecto tándem —es decir, los cambios de filiación pueden demorarse respecto a los cambios de residencia—, es de esperar que encontremos combinaciones de residencia con una regla de filiación «incorrecta». Por ejemplo, algunas sociedades patrilocales y un número bastante elevado de sociedades virilocales tienen filiación matrilineal; y una o dos sociedades uxorilocales, filiación patrilineal (véase Tabla 8.1). Pero en la actualidad se dispone de elementos de juicio que indican que entre los grupos domésticos, sus funciones ecológica, militar y política y sus ideologías de filiación, existe una correlación que tiende a ser fuertemente coherente.