Grupos domésticos en los que falta uno de los padres

Millones de niños de todo el mundo se crían en grupos domésticos en los que sólo está presente uno de sus padres. Esto puede deberse a divorcio o muerte de uno de ellos, pero también a la imposibilidad o negativa de casarse. La forma más frecuente de instituciones domésticas no nucleares con un solo progenitor es aquella en la que la madre está presente y el padre ausente. Se las denomina unidades domésticas matrifocales. La madre acepta una serie de hombres como compañeros, normalmente uno cada vez, pero a veces de modo poliandria). Estos hombres suelen ser corresidentes durante breves periodos, pero a lo largo de los años puede haber largos intervalos en los que la madre carece de compañero residente.

En un extremo, asociado con mujeres muy ricas o muy pobres, madre e hijos pueden vivir solos. En el otro, la madre y sus hijos pueden vivir con sus hermanas y su madre y constituir una gran familia extensa en la que los varones adultos sólo desempeñan papeles temporales como visitantes o amantes.

Los estudios más profundos sobre unidades domésticas matrifocales se han realizado en las Antillas (Blake, 1961; M. G. Smith, 1966; R. T. Smith, 1973), en Latinoamérica (Adams, 1968; Lewis, 1961,1964) y entre los negros estadounidenses de las ciudades (Furstenberg y otros, 1975; Stack, 1974; González, 1970; Tanner, 1974). Sin embargo, la incidencia mundial de la matrifocalidad se ha visto oscurecida por la tendencia a considerar tales unidades domésticas como aberrantes o patológicas (Moynihan, 1965). Al describir los grupos domésticos, los científicos sociales a menudo se centran en la forma preferida desde el punto de vista emic o ideal y descuidan las realidades etic y conductuales. Los grupos domésticos de madre e hijo son muchas veces producto de la pobreza y, por tanto, están asociados a muchas lacras sociales y considerados como algo poco deseable. Pero no hay nada que pruebe que tales instituciones domésticas sean inherentemente más patológicas, inestables o contrarias a la «naturaleza humana» que la familia nuclear (véase Cap. 11. La cultura de la pobreza).

Las unidades domésticas basadas en la familia extensa matrifocal se funden imperceptiblemente con las basadas en la familia extensa matrilocal (véase Tabla 8.1). Por ejemplo, entre los matrilocales nayar, los compañeros de la madre nunca residían junto a la madre y sus hijos. Además, a diferencia de las unidades matrifocales, las unidades domésticas nayar contenían varias generaciones de varones emparentados a través de las mujeres. El cabeza de la unidad doméstica era uno de los varones de más edad, es decir, un hermano de la madre, no una abuela como en el caso de la familia matrifocal extensa.