Según Leslie White (1949:368-369), una ley básica rige la evolución de las culturas: «Siendo constantes los demás factores, la cultura evoluciona a medida que la cantidad de energía aprovechada al año aumenta, o bien cuando aumenta la eficacia de los medios para convertir la energía en trabajo». La primera parte de esta ley parece apoyada por el output per cápita de la agricultura de regadío china y por el output per cápita de los !kung y los tsembaga como muestra la Tabla 4.1.
La segunda parte de la ley de White no está tan clara. Es cierto que si uno considera solamente el gasto del trabajo humano, la proporción rendimiento/gasto aumenta desde 11 para los !kung a 18 para los tsembaga y hasta 54 para los luts’un (Harris, 1971:204 ss.). Pero estas cifras no incluyen la energía que los tsembaga utilizan en la combustión de árboles para hacer sus huertos, ni la gran cantidad de energía que los mismos «desperdician» en convertir el alimento vegetal en cerdo. Tampoco las cifras para los luts’un incluye la enorme cantidad de energía que lleva el triturado y cocinado del arroz. Como Timothy Bayliss-Smith (1977) ha mostrado en un intento de probar la ley de White, las comunidades de los Mares del Sur, puestas a participar en aspectos de la producción moderna industrial, producen mucha más energía alimentaria per cápita, pero su eficacia no muestra una clara tendencia a aumentar. De hecho, si consideramos los rendimientos de la energía total y los gastos de la producción alimentaria en las sociedades completamente industrializadas, la tendencia en la eficiencia de aplicar la energía al trabajo va en contra de la predicción de White.