Agricultura de regadío

Bajo condiciones favorables, la agricultura de regadío produce más calorías por caloría gastada que cualquier otro modo de producción de alimentos preindustrial. Entre los agricultores de regadío, los chinos han destacado durante milenios. Los antropólogos Fei Hsiao-t’ung y Chang chih-I (1947) llevaron a cabo, en tiempos anteriores al comunismo, un detallado estudio sobre los inputs de trabajo y el rendimiento en peso de la producción agrícola en la aldea de Luts’un, provincia de Yunnan. Se obtuvieron más de 50 calorías por cada caloría gastada en los campos. Las cosechas principales fueron: el arroz, que constituía alrededor del 75 por ciento del total, la soja, el maíz, la mandioca y las patatas. Debido a la alta productividad de su agricultura, las 700 personas de Luts’un produjeron cinco veces más alimento de lo que consumían. ¿Qué ocurrió con el excedente? Fue desviado desde la aldea hacia las ciudades; se intercambió a través de mercados y dinero por bienes y servicios no agrícolas; se transfirió en forma de impuestos a los gobiernos local, provincial y central; y se empleó para criar un gran número de hijos y mantener una alta tasa de crecimiento demográfico.

La alta densidad demográfica de ciertas partes de China y otras sociedades que practican la agricultura de regadío es debida al hecho de que aumentar la cantidad de agua suministrada a los campos, aumenta la cantidad de trabajo que puede invertirse en la producción sin pérdidas sustanciales en la relación output-input. Por tanto, en vez de utilizar el potencial de ahorro de trabajo de su tecnología para trabajar menos, la agricultura de regadío opta por intensificar su esfuerzo de incrementar su output. (Por qué ocurre esto se discutirá más tarde, en el Capítulo 5. Reproducción).