En el principio fue el pie

La separación de la línea de antepasados que conduce a los seres humanos de la línea que lleva a los grandes simios contemporáneos ocurrió, probablemente, hace unos 8 o 14 millones de años (Kay, 1981:150). Hace unos 3 millones de años hubo al menos dos tipos de homínidos (miembros de la familia humana), uno llamado Australopitecino, que se extinguió, y otro llamado Homo habilis, que fue un ancestro remoto de nuestra especie. Lo más destacable de estos dos tipos de homínidos es que sus cerebros no eran mayores que el de un chimpancé. Sabemos que fueron homínidos porque sus extremidades y tronco ya estaban completamente adaptados para caminar erguidos —¡hay incluso huellas de pisadas de hace 3 millones de años que lo demuestran!—. Inicialmente los homínidos no fueron seleccionados por su capacidad cerebral, sino por su peculiar marcha erguida. Por qué se seleccionó este tipo de marcha llamada bipedismo aún es materia de debate; pero está claro que una vez que las manos no necesitaron ser tan largas para caminar o correr, el empleo de utensilios pudo desarrollarse más allá del nivel característico de los monos y simios. Ahora, utensilios como garrotes, palos para excavar y martillos y cuchillos de piedra podían transportarse en las manos sin dificultar la capacidad para explorar, moverse y escapar del peligro. La fabricación y utilización de estos utensilios podría entonces beneficiarse de las experiencias compartidas de muchos individuos.

Cuando el empleo de utensilios llegó a ser más importante, la selección natural favoreció a los individuos más cerebrados, que estaban mejor capacitados para codificar y transmitir tradiciones de conducta. Esto, a su vez, condujo a más y mejores utensilios y a una confianza aún mayor en la endoculturación como fuente de conducta apropiada; lo que a su vez condujo a variedades aún más cerebradas de homínidos.

Así, durante varios millones de años, la evolución de la cultura y la del cerebro y cuerpo humano en una máquina de aprendizaje de eficacia creciente fueron parte de un simple proceso evolutivo. Los utensilios de piedra asociados con los cerebros tamaño simio de los primeros homínidos se hicieron más complejos, más perfeccionados y más especializados para cortar, escarbar y arrojar cuando al Homo habilis le sucedió el Homo erectus hace unos 2 millones de años y cuando al Homo erectus le sucedió el Homo sapiens hace unos 100.000 años.