Hablando con la gente los antropólogos se enteran de un vasto mundo interior de pensamientos y sentimientos. Este mundo interior existe en diferentes niveles de conciencia. Hay, en primer lugar, pautas muy alejadas de la conciencia. Las reglas gramaticales son un ejemplo de tales «estructuras profundas». En segundo lugar, existen pautas más próximas a la conciencia, que se pueden conocer fácilmente planteando las preguntas adecuadas. Cuando se le pide, normalmente, la gente puede formular valores, normas y códigos de conducta apropiados para actividades como destetar bebés, cortejar a miembros del sexo opuesto, elegir líderes, tratar enfermedades, recibir a huéspedes, clasificar a parientes, rendir culto a Dios, etc. No obstante, hay veces en que estas reglas, proyectos y valores no están formalizados o no son plenamente conscientes. Finalmente, existen reglas de conducta y enunciados de valores, proyectos, objetivos y aspiraciones plenamente conscientes, explícitos y formales que pueden ser discutidos en el transcurso de conversaciones ordinarias, estar escritos en códigos de derecho o ser anunciados en reuniones públicas (por ejemplo, las reglas referentes al vertido de basuras, a los modos de realizar depósitos bancarios, a un partido de fútbol, a la violación de la propiedad, etcétera).
Finalmente, para complicar más las cosas, las culturas tienen normas no solamente para regular el comportamiento, sino para romper las normas de comportamiento —como cuando uno aparca enfrente de una señal que dice «no aparcar», o se cuela en un estadio sin pagar la entrada.
Pero la conversación no es la única fuente de conocimiento antropológico acerca de una cultura. Además de eso, los antropólogos observan, miden, fotografían y toman notas de lo que hace la gente durante sus actividades diarias, semanales o anuales. Observan los nacimientos que tienen lugar, asisten a los funerales, acompañan a expediciones de caza, presencian ceremonias de matrimonio, y asisten a otros muchos acontecimientos y actividades cuando están teniendo lugar. Esos acontecimientos y actividades reales constituyen el aspecto conductual de la cultura.