En Gran Bretaña, las estrategias de investigación predominantes de comienzos del siglo XX se conocen como funcionalismo y funcionalismo-estructural. Según los funcionalistas, la tarea principal de la antropología cultural consiste en describir las funciones recurrentes de las costumbres y las instituciones, antes que explicar los orígenes de las diferencias y similitudes culturales. Según uno de los principales funcionalistas, Bronislaw Malinowski, el intento de descubrir los orígenes de elementos culturales estaba destinado a ser especulativo y no científico debido a la ausencia de registros escritos. Una vez que hayamos entendido la función de una institución, adujo Malinowski, habremos entendido todo lo que podemos comprender sobre sus orígenes.
A. R. Radcliffe-Brown fue el principal partidario del funcionalismo-estructural. Según Radcliffe-Brown, la principal tarea de la antropología cultural era aún más estrecha que la propuesta por Malinowski. Mientras que Malinowski recalcaba la contribución de los elementos culturales al bienestar biológico y psicológico de los individuos, Radcliffe-Brown y los funcionalistas estructurales hacían hincapié en la contribución del bienestar biológico y psicológico de los individuos al mantenimiento del sistema social. Para los funcionalistas estructurales, la función de mantener el sistema tenía prioridad sobre todas las demás. Pero, como Malinowski, los funcionalistas estructurales etiquetaron todos los intentos de encontrar los orígenes como historia especulativa.
Así, los funcionalistas y funcionalistas estructurales evadían la cuestión de las causas generales y recurrentes de las diferencias culturales, mientras que recalcaban las razones generales, recurrentes y funcionales de las similitudes. Esto sitúa a los funcionalistas y a los funcionalistas estructurales aparte de los difusionistas tanto como de los evolucionistas del siglo XIX. Los funcionalistas y funcionalistas estructurales tampoco tenían simpatía por el particularismo histórico de Boas. Pero, al igual que Boas y sus estudiantes, los funcionalistas y los funcionalistas estructurales británicos recalcaban la importancia de llevar a cabo un trabajo de campo, insistiendo en que sólo dos o más años después de sumergirse en la lengua, pensamientos y acontecimientos de otra cultura los antropólogos podrían proporcionar descripciones etnográficas válidas y fiables.